Encuentro.

emiliodom

 
Nos conocimos en primavera, lo recuerdo perfectamente, era una
bonita tarde de sol templado y fino. Intimamos sin esfuerzo alguno,
con sensatez y cierta sinceridad, -cosa esta que se agradece muy
mucho en ocasiones como esta-. Desde ese momento fuiste para
mi persona como una enrredadera. Me regalaste el rosado de
tus mejillas y tu boca en flor, yo te ofrecí sin remilgo alguno, la
sal de mi salina.
Navegamos juntos sin bandera alguna, por el mar de la pasión
la dicha y la espina. Y siguiendo nuestro camino, decidimos
hacer caso omiso a esos comentarios, salidos de las bocas torpes
de la gente, para más tarde convertirnos en un amor de un solo
puente.
Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos Novedades semanales




Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.