Lápiz

Escribo a través de mis pensamientos, voy trazando la realidad en el lienzo del tiempo, dando vida a mis sueños más profundos y profundizando mis ideas más abstractas.

Forma oraciones que desgarran el corazón y desnudan el alma, brotando lágrimas de carbón que van liberando al alma del dolor, voy de paso revelando nuestra fragilidad y describiendo historias conocidas solo por las sombras y la luz opaca.

El lápiz se convierte en cómplice del escritor, dialogando con el narrador omnisciente que reside en nuestro subconsciente, llevándonos a través de una historia que refleja la complejidad de nuestras vidas.

¿Quién hubiera imaginado que al trazar líneas, al imaginar, al soñar, podríamos experimentar realidades alternativas, donde dos seres humanos se encuentran y quizás se convierten en algo más que simples mortales?

Un torrente de sentimientos palpita en el pecho, una gota de lluvia acaricia la mejilla, mientras un alma en pena mira a través de la ventana con anhelo, buscando esperanza en el vasto cielo.

Y así, mientras escribo, demuestro que un simple lápiz tiene el poder de transmitir más que un fusil, más que una mirada perdida en el vacío, más que un par de oraciones unimembres sin un sujeto que les pueda dar un significado a su existir.