DANZANDO ENTRE DEMONIOS

En la oscuridad, susurros me desvelan
cadenas invisibles que mi paz desvelan.
No son monstruos bajo la cama, sino sombras de mis pasos, sin drama.

Danzarines cojeando en la pista,
visiones de un futuro que aún no existe.
Guías ciegos en la encrucijada,
ironías de una mente atrapada.

Noche tras noche, el silencio grita,
en mi lecho, una batalla infinita.
No hay escape en el reloj que avanza,
solo sombras que juegan, que danzan.

Un gato amable que araña profundo,
en mi pecho, un dolor sin rumbo.
Atado, sin moverme, la contradicción reina,
en un mundo al revés, la esperanza apenas se asoma, apenas.

Pero aún en este teatro de sombras errantes,
donde la lógica se tuerce, se vuelve distante,
quizás en el misterio de estas noches en vela,
reside una verdad, una lección que consuela.

Sin nombrar a estos demonios, su esencia revelo,
en el tejido de mis días, su propósito anhelo.
Quizá, al final de este laberinto oscuro,
encuentre la llave, el sendero seguro.

Hasta entonces, en mi cama, mi fortaleza y mi prisión,
enfrento estas sombras, mi propia revolución.
En cada amanecer, una promesa, un nuevo intento,
de desenredar mi alma, de encontrar mi aliento.