Salto largo...

Mario Rodolfo Poblete Brezzo

Les recuerdo a los lectores

que yo sólo escribo historias

basadas en mis ficciones

realidades y experiencia

con mi total libertad

le dejo la potestad

al rating de las audiencias

marcada en televisores

que pasan mis oratorias

prohibidas a menores.

 

¿Será porque soy un loco?

¿O será por todos ellos?

Entre feos tantos bellos...

Lo que ha mi me importa un coco.

Parece que fuera poco

lo que escribo cada día,

para darle una alegría

al ser más indiferente;

Un nerd, pequeño demente..

Por quien mi vida daría.

 

...

 

 

Corría el mil novecientos

y comenzando un nuevo siglo,

sucesos marcaron un rumbo

que pasó inadvertido

por los atentados violentos

desencadenados por el peligro.

Qué sintiese del inframundo

las voces del sentimiento

coreando en su parlamento,

citas de un viejo libro

guardado en la caja fuerte,

más segura del planeta.

 

Con paredes de poetas

consentidos de la muerte

que resguardan en el centro,

el eje de nuestra casa

el origen de la raza

y donde se ra el encuentro,

lo dejamos a la suerte

de la vida con sus tretas.

 

 

...

 

 

Viajaron en una maleta

las joyas de una corona

¿De berona, de los Saboya?

¡Qué le pregunten a Goya!

¡Yo iré por un tal Dalí!

Que vio el oro en Barcelona

y las piedras en un poeta...

En un antojo que escribí...

 

 

Para terminar el cuento

algo más entretenido,

digno de un vividor

de la trova lo mejor

El payaso y el juglar,

que salta los arenarios;

Volando en los poemarios

a ras de bosques y valles,

en avenidas y calles...

Donde mueren los temerarios,

los ladrones y los corsarios..

Pero hubo un tiempo moderno

que existieron adversarios...

Cazadores de sicarios

armados con sus cuadernos,

dieron también al de cuernos

y titularon de cornudos,

con respetos y saludos,

a la ley del embudo..

De los reyes de la tendencia

y que paz sin su presencia,

se siente tan agradable...

Pero es lo más probable,

que vuelva o ya esté aquí.

 

Todo esto lo escribí

por unas joyas robadas

las piedras desmontadas

del oro que fundido

y vueltas a montar las piedras,

en un metal más opaco

saliendo y entrando puertos;

Encandilando a los tuertos

y engañando a los pacos.

Las reclaman en Europa

y si no sé de falopa,

menos sé de brillantes

de diamantes, de zafiros

de rubí o de esmeraldas...

Y no por nadar hasta la boya

sabré de joyas perdidas,

no conozco a los Saboya

y solo compro cebollas,

para sofritos en las ollas

en que cocino colaciones.

Que joyas que maleta!

Ni siquiera un par de tetas...

Solo tengo una mona inflable

y una vaina con su sable,

que es mi mejor compañero

Porque la mona no es confiable,

era de un marinero

que la arrendaba por dinero...

Me gustó su mirada

extraviada y taciturna...

Arañada porqué era turnia

y así doy por terminada,

esta novela nocturna..

 

Autor: Mario Rodolfo Poblete Brezzo.

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