Al calor de mi barquilla

Mercedes Bou Ibáñez



 

Romance en dodecasílabos

Esconde la mar secretos de amantes 
muy bien escondidos entre olas viajeras
y muda sonríe feliz mi barquilla,
sabe cuánto frío taparon sus velas.
En noches plagadas de sueños y flores,
ella fue testigo de grandes promesas,
al calor de besos regados con fuego
y celosa envidia de miles de estrellas.

¡Ay! si ella contara pasadas historias,
¡cuántas noches locas juventud encierra!
De sueños quemados a fuego de besos,
a orilla de playa en noches serenas. 
Con lunas de plata que cierran los ojos,
al ver el galope de tiernas parejas,
a grupas de Amor, ardiente caballo, 
que engorda la dicha y alivia las penas.

Estas cosas cuento pero son mentira,
alguien nunca quiso que así sucediera,
poniendo su empeño, arruinando vidas, 
cambiando los sueños por falsas quimeras.
Ahogando anhelos de remos sin barcas
que nunca supieron salir de la arena
por culpa de credos que asfixian al miedo
cortando las alas de la primavera.

Y me entra congoja siempre que recuerdo
aquellos veinte años perdidos por lela,
por vivir pensando en cuentos absurdos 
de fuegos eternos y el miedo a la hoguera.
Si nazco de nuevo del amor haré
mi única misión, mi fin y mi meta, 
sin miedo a tumbarme desnuda en mi barca,
sin miedo a poner de Amor la bandera. 

Sin miedo a gozar la parte que toca 
al cuerpo que vibra por la carne fresca,
sin miedo a perderme ni de ir al infierno
por culpa de aquellos de ideas tan negras.
Aquellos que hicieron pozos de amargura,
cambiando alegrías por negras tristezas,
negando a la vida su derecho al gozo,
sembrando de miedos carriles y sendas.

Perdimos de mozos muy grandes momentos,
por miedos a infiernos y raras monsergas,
de credos absurdos que niegan la vida,
llenando las almas de falsas promesas.
Pintando de negro tiernos corazones,
anulando sueños por miedo a vergüenzas,
por la falsa luz de ese cuento falso, 
que solo hizo días con las horas muertas.

Perdiendo la vida matando los años
por seguir los pasos de viejas leyendas,
de mitos antiguos que solo pretenden
robarle a los hombres del mundo bellezas.
A cambio de darles en un falso cielo,
al llegar la Parca, allí una parcela, 
privando los gozos que les corresponden
por pleno derecho aquí en esta tierra. 

Por eso yo añoro, de vieja mi barca
y esta vez, les juro, que credos no hubiera
que a mí me engañaran, tomándome el pelo
con cuentos de chinos que la vida enredan.
Sumiendo en un pozo los sueños a miles,
perdiendo la vida sin alzar cabeza,
por creer en dioses que tan solo existen
en historias chungas y en las mentes huecas.

Mercedes Bou Ibáñez

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