Transitando la noche

Matias 01

1.

Me he sentado a esperar mientras hablo

a solas,

cerrando los ojos.

 

Y entonces veo abrirse una ventana grande

por donde viene una mujer

a sentarse en mi costado,

me acaricia el rostro como si me curara

de la muerte

y de los espacios diferentes que ya no pueden

cruzarse.

 

2.

¿Acaso piensas en mí? -murmura- y la tarde

sangra lentamente

y atisbo el nacer de una sombra

entre los espejos del agua y una voz que va

salpicando mi silencio.

 

Pero estoy lejos -le digo- detrás de ese muro

de letras en que me pongo dulce.

¿Por qué me has abandonado? -murmuro-

Y entonces escribo

con los dedos trenzados, enloquecidos

por no entender nada.

 

¡Siempre estaré contigo! -susurras- me tocas

las manos crispadas

y el frío desmesurado se va.

 

3.

En el psiquiátrico duermo y se calma todo,

la soledad, el ruido

y los huesos de mi lecho.

 

Solo allí puedo dormir mientras las voces

se distraen

con los doctores

y otras personas me llevan por las calles

de otro mundo,

por corredores con puertas enumeradas

y pijamas azules.

 

Solo allí duermo y mi silencio adquiere

forma de letargo

y no de abismo ni de un gran remolino lleno

de agresivos rostros.

 4.

¿Quieres café? -me preguntas- y tus manos

tan suaves como dulces,

me alcanzan una humeante taza.

El aire se humedece en la noche y no es

por la tristeza.

 

Yo duermo, sé que duermo

y sé que eres la única rosa en que brillan

los astros de la noche.

Y ocultas tu rostro entre mis manos

¡No te vayas! -murmuro- y sonríes como deben

sonreír las mariposas

 

¡Hasta mañana…! -me dices- y me besas

los ojos tiernamente,

dejándome en la orilla de mis sueños,

en medio de todo este pabellón silencioso.

 

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