Lágrimas

- No, por favor. Tranquila, todo va a estar bien...
- No entiendes...
Consternado, mi corazón se quiebra al ver como tu bello rostro se llena de melancolía y esos hermosos ojos, con los que sueño y adoro, se pierden en unas amargas lágrimas que se desbordan a pesar de todo tu esfuerzo por retenarlas...

- Tengo miedo ...
Tus palabras, en tono casi suplicante, me piden auxilio.

- Dime, que hago. Cómo te puedo ayudar?
Es casi un grito en mi pecho. Me enfrentaría al mundo entero de ser necesario por quitarte ese peso de encima, entregaría mi vida gustoso si eso pudiese quitarte aunque sea un poco del dolor que tanto te tortura.

- No. No puedes hacer nada 
Tomo tus manos, y tú las mías. Me miras, aunque no siento tu mirada tras ese diluvio de agonía. Pero te entiendo, mi corazón, aunque adolorido, sabe a la perfección lo que necesitas. 

- Quieres irte?
- Si, es mejor así...

Te dejo partir. No puedo en este momento ser el paladín de tus temores. Pero, el saber que dejándote partir estarás un poco mejor, me reconforta el alma, aunque mi corazón grite desesperado por el dolor de tu partida...

Que hiciste conmigo? No lo sé. 
Mis últimos pensamientos son para ti. Ya casi no duermo. No como, nada en mi boca tiene sabor. Extraño tus labios, aquellos que nunca he besado. Extraño tu aroma, que me tiene embrujado. Extraño tus manos, aquellas que tuvieran las mías por un instante, que parece ya tan lejanos. Y extraño tu mirada traviesa, con esos ojos de fuego que me cautivaron desde el primer instante en que me vieron...

Estoy perdidamente enamorado, no sé cómo ha pasado, ni sé qué pasará mañana con este loco amor, pero eso, ya no importa...