DOS VERSIONES SOBRE UN MISMO TEMA

Brom Beto

 



Versión primera



Eitan, seguro de su decisión, salió de su casa, subió al auto y partió.

La escasa luz del amanecer lo obligó a prestar especial atención al camino, la mayoría de los agricultores aprovechan las horas frescas para ocuparse de sus actividades, tractores y toda clase de implementos agrícolas deambulaban en aquellos senderos campestres.

Viajaba y los observaba…deseó guardar aquello como un cuadro que con seguridad ocuparía un preciado rinconcito en su memoria. Eso creyó, pero…el tiempo futuro le tenía preparada una hábil jugarreta.

Al cabo de un par de horas, ya había abandonado la frontera, el marcador de nafta nuevamente indicaba la urgente necesidad de combustible, y pensando bien, no le vendría mal un descanso y un pequeño refrigerio.

Escasos kilómetros y llegó a una pequeña estación de servicio, que pareciera parada en el tiempo…se acercó al surtidor, y esperó la llegada del encargado…

Pasaron varios minutos y aparte de una brisa calurosa, nadie pareció percatarse de su llegada y espera.

Bajó del vehículo y se dirigió al local situado a escasos metros, un roído cartel sobre una puerta descolorida, anunciaba con grandes letras, °Venta, Arreglos y Alimentos°. Insólito lugar con un peculiar anuncio.

Al entrar, un perro de gran tamaño, sentado a pasos de la puerta, levantó su cabezota, le envió una mirada, bostezó, y con pocas ganas emitió un lastimoso…guau…

Al instante apareció de la nada un pequeño hombrecillo, con el pelo desaliñado, metido dentro de un mameluco dos números más de su talla, que ansiaba con urgencia un lavado. Al igual que el perro, también bostezó…

-¿Qué ha perdido por aquí, forastero?

-Ando necesitando nafta… ¿sería posible?

-Ahhh…eso es todo…bueno vamos para fuera…

Mientras se llenaba el tanque, se atrevió a consultar si tendría en el local algo para saciar su estómago.

El singular personaje que pareciera salido de una vieja historieta, se sonrió…

-Paso por paso, primero me paga el combustible y luego veré si puedo ayudarlo con su pedido.

Eitan pagó la carga, y esperó la reacción del susodicho. Éste, guardó los billetes en una especie de bolsa que llevaba colgada del cinturón. Dio media vuelta, y enfiló hacia el local…pareció murmurar…

-Entre…ya le preparo de comer…

Siguió al que a primera vista resultó huraño, pero por lo visto las apariencias engañan.

-No tengo mucho para ofrecer…pan casero, unos trozos de carne de jabalí ahumado y unos tomates de mi huerta, lo sacarán del apuro, supongo…

-Más que suficiente, buen hombre, no esperaba tanto la verdad…

-Siéntese donde le parezca cómodo, ya le traigo lo prometido - Y desapareció detrás de una loneta corroída por los días, por donde había aparecido.

Corrió unos diarios viejos, y se sentó sobre un barril de madera, quien crujió bajo su peso, temió que se desmorone, pasaron los primeros instantes de duda… y afortunadamente soportó la carga.

Mientras aguardaba, ocupó su vista en inspeccionar en forma somera donde estaba. Las paredes recubiertas con una pintura que alguna vez fue roja, hoy era un manto de manchas, quizás humedad, tal vez humo procedente de una especie de caldera bastante primitiva, así lo supuso, que dormía en un rincón de la pieza/galpón. Colgados, sin respetar orden alguno, una decena de cuadros todos con un solo tema, animales salvajes. Se destacaba en una de las paredes una serie de tablones, donde estaban acomodados, éstos si, con sumo orden, latas de aceite, algunos filtros, una serie de lubricantes, y una destacable gama de herramientas.

Lo que si llamó su especial atención era una especie de pedestal, situado en otro de los rincones del recinto; era de madera tallada, trabajo rústico y llamativo. Sobre la parte superior descansaba un cuadro dueño de un marco de un matiz bronceado, que tendía a titilar aprovechando los escasos rayos de sol que se filtraban desde la puerta de entrada. Su curiosidad lo obligó a pararse y acercarse para observar más de cerca la foto allí guardada…era un jovencito montado en un hermoso caballo…

-Lindo muchacho, ¿verdad?...era Matihas, mi hijo menor…en el día de su cumpleaños de quince…una semana antes del accidente…- escuchó decir al dependiente, que volvía con una fuente y una botella.

-Ohhhh, de verdad un flor de muchacho, cuanto lamento escuchar sobre tal tragedia…

-Bueno, a otra cosa…aquí tiene algo como para salir del paso, espero que quede satisfecho…coma tranquilo…después me paga…

En verdad la carne era sabrosa, bien condimentada, el pan casero una delicia y la limonada muy refrescante.

Mientras saboreaba el emparedado, se atrevió a consultar sobre el joven de la foto…

-Mire forastero, no me gusta ir contando mis cosas, y menos con extraños, así que le aconsejo terminar de comer, me paga lo que considere justo, y se larga, y aquí no ha pasado nada. ¿Soy claro?

-Mis disculpas, buen hombre, no fue mi intención molestar, no lo tome mal…aquí tiene unos pesos, espero que cubrirán los gastos… eso sí, quedo muy agradecido por su atención, ya me voy…

Ya estaba caminando hacia la salida, cuando le pareció escuchar un chasquido de arma, no alcanzó mirar hacia atrás y sintió un ardor que le penetraba por la espalda…se desplomó y todo quedó negro…

 

Segunda versión

Eitan, seguro de su decisión, salió de su casa, subió al auto y partió.

Era temprano, pero quiso aprovechar al máximo el día, el viaje le ocuparía unas cuantas horas, cada minuto era importante, no sería prudente alargar su preocupación. Era hombre de efectuar, y a la perfección, un plan trazado. No cabría la posibilidad de error, ello conduciría a quedar al descubierto. Evitó dar cabida a tal riesgo. Las probabilidades eran varias, y mientras viajaba las fue analizando en su mente.

Pueblos y más pueblos quedaron detrás.

Al llegar a destino, estacionó. Descendió del vehículo y a paso rápido y decidido se dirigió hacia la puerta de entrada de la mansión. Empujó en forma brusca al hombre que quiso interceptar su paso, éste cayó hacia atrás, el borde de un macetón inmenso recibió la llegada de su cabeza…quedó inerte allí en el suelo.

Entró y corrió subiendo las escaleras, no debía perder el preciado tiempo, la sorpresa era lo fundamental…llegó frente a la segunda puerta, estaba cerrada…trató de escuchar…silencio…sigilosamente la abrió…tardó unos segundos, debería acostumbrarse a la obscuridad…distinguió la cama…la siluetas de dos cuerpos atrajeron su vista…sacó del bolsillo interno de su campera su infalible compañero, corrió el seguro…adelantó unos pasos y vació su pistola sin escrúpulos. El silencio reinante no sufrió interrupción alguna. Volvió sobre sus pasos. Bajó… le pareció escuchar movimientos en la planta alta…se detuvo…el ruido cesó.

Pasó por encima del cuerpo del sereno. Sin pérdida de tiempo enfiló hacia el coche, entró y a los escasos segundos se alejaba deprisa como un ventarrón tormentoso.



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La misma persona, el mismo día, a la misma hora.

Todo es cuestión de imaginación, todo es posible, el papel sabe recibir todo texto.

Solo queda al lector elegir la versión que más le agrade.

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Comentarios +

Comentarios1

  • Patricia Aznar Laffont

    Muy interesante y feliz cumple.

    • Brom Beto

      Alegría recibir tus huellas y gracias mil por recordar mi cumple.
      Va una porción de la torta...



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