Oda a la Amistad 

 

 

Oda a la Amistad 

 

En el jardín etéreo de los lazos humanos,

donde los sentimientos brotan cual geranios,

existe un vínculo que, sin pretensiones vanas,

crece fuerte y sereno: la amistad, obra de manos.

 

No requiere de promesas bajo la luna llena,

ni de juramentos que el viento se lleva,

solo pide sinceridad, presencia plena,

y un corazón dispuesto a curar cualquier pena.

 

Amistad es el refugio en los días de tormenta,

una voz que susurra "estoy aquí" y alienta.

Es la risa compartida, la comprensión que no cuesta,

la mano que se extiende, la que jamás se ausenta.

 

Recuerdos tejidos en el tapiz del tiempo,

momentos que son perlas en el hilo del recuerdo.

Caminos que se bifurcan y se unen sin esfuerzo,

porque no hay distancia para el amigo verdadero. 

 

Es un faro que ilumina cuando todo es oscuridad,

un oasis de calma en el desierto de la adversidad.

La amistad es un pacto de lealtad sin necesidad,

es amar sin ataduras, sin cadenas, en libertad.

 

Así, brindo por aquellos que sin sangre son hermanos,

que en la batalla de la vida se toman de las manos.

Por los que sin ruidos, sin focos, sin engaños,

son los guardianes fieles, los compañeros, los aliados.

 

Por la amistad, el tesoro más puro de la existencia,

por la dulce conexión que trasciende la presencia.

Que este poema sirva como fiel evidencia

de un sentimiento noble, sin fin, sin obsolescencia.

 

Que la amistad perdure más allá de nuestras vidas,

como una melodía suave, en el viento esculpida.

Y al final, que se diga, sin tristeza ni melancolía,

que vivimos rodeados de amigos, y eso, eso era poesía.

 

EmilioDr.