Ayer, querido amigo

Vicente Martín Martín

Ayer, querido amigo,

visité el cementerio donde un día sepultamos tus miedos

y, en parte, mis fantasmas,

allí vi cómo ardían al sol de la mañana las estatuas de sal

y los vestidos de fiesta

y las llamas caían con olor a tabaco y sonido de tambor.

Pretendía saber

si a golpes de silencio la tristeza te habría desfigurado,

si sigues escribiendo y alguien lee tus poemas y respira

el olor de tu cuerpo.

Y pregunté por ti: no está, me dijo alguien,

aquí sólo habitamos los suicidas conversos,

los hijos del rencor,

los resentidos,

los que sólo abrigamos sueños concupiscentes y obsesiones insanas.

Y es que sé que en tu calle no existían prostíbulos

ni olía a perfumes turbios,

yo sé que te enfrentabas a la vendedora de manzanas y a escondidas

le secabas las lágrimas:

pues bien, amigo mío,

la muerte no es la nada que tú tanto temiste ni el todo que esperabas,

pero debes saber  que es algo más

que un canto alrededor de una montaña de carne putrefacta,

la muerte es el olvido,

una tregua,

la muerte es y no es, y no es la imagen

que conserven de ti quienes dejaron en tu duelo su firma

sino aquello que queda cuando nadie se acerca a preguntarte

qué te ocurre,

qué piensas

o en qué parte del mundo se disputan los príncipes

la última batalla.

 

 

 

 

 

 

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Comentarios2

  • iana

    hola que lindo es tener un amigo verdadero que te escucha y te entiende yo solo tengo 1 y nada mas me gusto y ojala te pases por mis poemas

  • Robinson_Javier

    De verdad que es una maravillosa Obra amigo.. Felicitaciones...

    Me lo llevo.... me ha gustado muchísimo.



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