La Naturaleza del Desamor

Agonía, si no sientes esperanza es porqué te aferras a la agonía,

Viene y se vá, como nubes grises que se necesitan liberar,

Para al final, tenerle miedo al reemplazo,

y quedarse con el corazón, agüitado.

Pronto, llegas a sentirte como un reloj roto,

Un reloj que, aunque se mueve, no avanza ni retrocede,

Con el espíritu herido y los recuerdos corrompidos,

Intentando olvidar, intentando odiar,

Intentando amar, pero sin sentirlo, realidad.

Porqué para el alma, no hay más que hacer cuando su espíritu está roto, nada más que sanarlo, sanarlo solo.

Porqué cuando te aferras con tanta fuerza, con un cálido y temeroso abrazo, buscando derretir esas ansías, evaporar esas fibras, añorando consuelo,

Soñando con revertir, regresar, pero despertando con quemaduras, despertando por sentir el ácido amor, ardor en las heridas.

Es confuso cuando al mirar tu reflejo, te veas envuelto en recuerdos que parecen jamás haber existido, delirando con fantasmas del pasado y con el tentador deseo de perderte en ellos.

Todo por esa necesidad de llenar vacíos, haciendo más grande el agujero y tan profundo como un pozo, uno que jamás podrá estar lleno, no sin ahogar a quien esté adentro.

Por el delicado equilibrio,

Entre estar a gusto y que estén a gusto,

Cuándo no puedes desearle a alguien lo que no tienes, cuando necesitas cortar todo lazo, regresar a la indiferencia, cruzar a un nuevo ciclo, dejar de revivir lo perdido.

Ahogate, asfixiate, sufre, acepta el dolor, Abrazalo, recuerda que dónde antes floreció el amor, antes, no había nada más que la tierra húmeda, deseosa, preparada para que en ella pueda florecer el amor.

No siembres alrededor del cadáver, no alimentes el desamor, deja que marchite solo, no lo quemes ni lo arranques, porqué sus raíces todavía sienten, porqué tú todavía las sientes.

Cuando se rompe el equilibrio entre el creer y confiar, es cuando más te debes alejar, antes que en obsesión se convierta, antes que el resentimiento sea la condena.

Porqué en una historia de dolor todos podemos sufrir, porqué en una historia de amor, todos nos vamos a desvivir.

Ese es el encanto del amor, tan dañino y tan sanador, siempre buscando el equilibrio, entre el descuido y la obsesión, entre la fé y la compasión.

Agradeciendo el haber sobrevivido al tormento

Lejos, lejos de los malos recuerdos

La naturaleza del desamor, déjalo marchitar, no lo fuerces a sanar, ya cada uno sabrá, si del retoño nace algo más, o sí es momento de atesorarlo, atesora tus recuerdos, deja al pasado en su lugar y deja al tiempo volar.

"Las disculpas se las debo al viento."