En un pueblo,
que es mi pueblo,
los domingos
a las once,
las campanadas anuncian
misas a los creyentes.
En un pueblo,
que es mi pueblo,
los domingos,
a las once,
abren las puertas al culto
los cristianos sacerdotes.
En un pueblo,
que es mi pueblo,
los domingos,
a las once,
curas con túnicas blancas
sermón dan a los presentes.
En un pueblo,
que es mi pueblo,
los domingos,
a las once,
se oyen rezos y sermones
hasta que suenan las doce.
- Autor: jagc (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 23 de diciembre de 2023 a las 04:57
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 13
- Usuarios favoritos de este poema: jvnavarro, Ed-win, Omaris Redman.
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