Ni grácias ni adiós

el brujo de letziaga

A intervalos de tiempo cada vez más cortos,
con mi silencio vivo,
aunque en vano lo esté haciendo...

 

Un cigarro..., y muchos más...
A solas con el humo
que se lo lleva un aire..., por el tiempo y por el mundo...

 

Hasta el último cigarrillo..., violado y copulado
sin cuidado alguno,
cuando aspiro su última bocanada...

 

¿Y al final que me queda?

 

La ceniza que nadie llorará en el recuerdo anónimo...
Esto es irreversible
y yo disimulando que soy indiferente...

 

Ni gracias ni adiós
en la memoria de mis dedos...
Destino vacío en la ráfaga de un viento
Invisible hasta el fin del fin.

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