Ruth

H. Cisneros



Leyó mi carta en solsticio con vanidosa intriga.

La melodía del arpa viajando por el viento,

paralizó mi alma dominada por la esencia de su tez clara,

y la seriedad seductora transmitida con su mirada,

manifestó las arritmias del corazón embelesado.

 

La belleza de su tétrica sonrisa me resuena con Bach,

pero los suspiros y silencios en el movimiento,

complacen danzantes a mi deseo Vivaldi con estremecimiento,

pues la clase adecuada de su elegancia me incita el regocijo

de compartir los equinoccios restantes a su lado.

 

Me deleita con su suave tacto y con su vigor,

me permite pasar del collar de perlas para tomar su cuello.

Me susurra lascivia para pronunciarle su belleza,

mientras me hechiza con el aroma de su cabello corto.

La tentación de mis manos al tomar su cintura y descender,

la recompensa con pasionales besos que sangran mis labios.

 

el vestido rojo sin ropa interior disimulo su sonrojo,

pero la gracia en su andar revela la reacción fingida.

Su mirada divaga por los recintos y calles tomando mi mano,

dirigiendo sonrisas de fastidio a los ojos de envidia y lujuria.

¡Ay, mi amada Ruth! capricho nocivo de deseos sin sentido.

La intuición de mi consciencia sabe que ama sentirse alabada,

pero le provoca un desagrado fatal los suspiros y halagos.

 

Tómame durante toda la noche y al día siguiente, dice.

Tu piel ha de quemar cualquier esencia repulsiva de mí,

tus labios limpiaran las sonrisas nauseabundas y

tu sed vigorosa purificara cualquier energía toxica.

Tu fragancia libera mi encanto invadido por la aversión.

 

Su voz infundio una aguja de dolor en mi corazón,

y su sombría presencia le dio nacimiento a mi perturbación.

Su amor sofocante que drena la depresión y satisfacción

feneció en el infortunado momento de aquel paisaje sereno.

Donde una rubia con mirada insaciable me vio con deseo.

 

Ella es la mente maestra del horror romántico.

Danzando libremente mientras me recibe con el Palladio de Jenkins,

pero el invierno de Vivaldi me estrangulo el alma,

dentro de mi casa yacía la rubia inconsciente en el suelo.

¡O Fortuna! La agonía perfecta compuesta por un oscuro talento.

No existe salida ante la reina de los demonios,

Su homicidio pasional y simbólico suicidio, me traduce dos víctimas a favor.

 

Su obsesión y mi locura nos volvió cómplices de sangre.

Segregación de adrenalina y euforia con la sangre oxidada,

su libido toco el cenit al final de la tumba, y su éxtasis

me obligo a consumar el acto durante el entierro.

Aquel solsticio creí haber ganado el corazón de un ángel,

pero solo fui elegido por un demonio de sádica pasión.

  • Autor: H. Cisneros (Offline Offline)
  • Publicado: 16 de diciembre de 2023 a las 02:43
  • Categoría: Gótico
  • Lecturas: 9
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