Amanecer de primavera en otoño.

Nataly Olarte

Sombras enclaustradas en la tráquea del viento bordan canciones en las olas del mar con hilos de inspiración a gotas nacidos en los suspiros que se deslizan por sus pestañas. 

Bajo sus uñas, retazos de mi piel, bajo mi piel, su olor embalsamando el deseo que hace eco en las pupilas del sol.

¿Cómo se describen las miradas sabor cielo? ¿Habrase visto en en el diccionario un vocablo que se ajuste al espiral de espejos que trasciende lo corpóreo?

De su lecho, emana la fragante agonía del césped recién cortado, así de fresco, así de muerto.

En su abrazo tibio se refugia mi alma enamorada de la radiación de otra, acuciando a cada parpadeo, para sentirse dueña y no turista.

Desamarro el nudo en la garganta con la intención de usar aquel listón para envolver los medios besos que pretendo obsequiarle, como si el resplandor de su aura no mereciera algo más que melismas robados.

Libertad condicional, diría Cortázar.

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Comentarios1

  • José Valverde Yuste

    Encantador poema. Un abrazo

    • Nataly Olarte

      Gracias por leerme.
      Un abrazo de regreso.



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