EL NIÑO ROTO SE CAE DEL GUINDO

Cortés Bracero de la Hoz - (El niño roto)

EL NIÑO ROTO SE CAE DEL GUINDO

 

Cuanto más dañaba

mi herida apretaba

contra aquella lanza.

Demostré ser fuerte,

que no me rendía

jamás ante nada.

Ni a quien me dañaba.

 

Miré al horizonte,

y vi muchas lanzas

que no me dañaban

siendo muy afiladas,

pues yo no apretaba

donde me indicaran.

Ni a quien la empuñara.

 

Marqué otro camino.

Desandé el camino  

que había de llevarme,

di vuelta a mi sino,

y aún estando herido

comencé a mirarme.

¿Quién quiso dañarme?

 

Que no era yo mismo,

que en otros buscara

lo que no era mío,

por mirar como ellos

me hubiese arrojado

por su absurdo abismo.

Sentí estar perdido.

 

Las marcas de heridas

que ajan mi semblante

para tanta gente,

fuisteis protegidas,

y hasta mí acercasteis

seres degradantes

que yo no quería.

 

No sois respetadas,

pues hacéis un cerco

para miserables,

y así no me vieron

seres honorables

que yo deseara.

 

Y todo fue un nada

y lo mucho poco,

y la llama helada.

Mi afuera dio pena,

que aparto de cerca

y eso fue condena.

 

¡No hay herida buena!

 

Cortés Bracero de la Hoz

(Derechos reservados)

 

Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos


Comentarios1

  • Omaris Redman

    Excelente reflexión entre letras!

    "No hay herida buena"

    Saludos cordiales Poeta,

    • Cortés Bracero de la Hoz - (El niño roto)

      No hay ninguna y tengo muchas. Unas hechas por cirujanos, otras por vivencias, otras por accidente, y otras, las más punzantes, las hechas por los gobernantes que vota este pueblo, y es su cómplice.
      Muchas gracias por leerme.
      Un saludo atento.



    Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.