-- En el interior de un bar --

el brujo de letziaga

En el interior de un bar-café,

dirigió mi atención una mujer como la nieve,

de elevada estatura esculturalmente,

con su porte matiz a élite...

 

Ella me despertó la mente,

al parecerme que de un sueño viniese,

o bien que mi vista mintiese,

era en Portugalete a las siete de la tarde...

 

Me miró indiferente,

a mi rostro que necesitaba afeitarse,

pensando seguramente,

que mi arquetipo de vasco no le conviene...

 

No gocé de buena suerte,

pues la invité a un tango de Carlos Gardel,

y ella me dijo petulante,

que solo queria la cocaína de aquel...

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