El eunuco.

Sir Frido D'Antuna


AVISO DE AUSENCIA DE Sir Frido D\'Antuna
En silencio y a puerta cerrada, la organización criminal de Naciones Unidas y sus sucursales del terrorismo y el crimen organizado de las batas blancas OMS; en complicidad con el gobierno de turno que te eligen; y obvio, en complicidad con tu silencio y acatamiento, en silencio digo: se está transformando en un gobierno privado; mundial y acrítico con poder absoluto sobre todos nosotros.

Sobre tus hijos y sobre los hijos de tus hijos.

Y así ha de ser, hasta que Pfizer, por algún error en sus experimentos genéticos, haga mutar al actual mono sapiens en otro mono cualquiera pero con 🥚🥚 y con 🧠 .

¡ Señor ! te pediría que me arrancaras del libro de la vida, o al menos, algunas páginas de mi vida, pero, ya me dijeron que tu biblioteca fue incendiada y reducida a cenizas por una horda de misántropos y otra de subnormales al servicio de los anteriores.
Ya ni modo.
Allá vamos.
¡¡ Que la suerte y la fuerza nos acompañen !!


Mi mamá era tan dominante y petatera que mi papá se largó al poco tiempo de conocerla.

Justo 10 meses antes que yo naciera.

Y jamás volvió.

Y así crecí; apegado y mimado escuchando las palabras más dulces de la misma boca que destrozó la paciencia y las buenas intenciones de mi padre.

Paso el tiempo y me hice adulto.

Me casé con una mujer que vivió siempre con sus padres.

En su hogar era todo distinto. Allá el hombre sí era el Hombre y, a veces, se excedía en su rol.

Quizá por eso, cuando formamos nuestro hogar, mi esposa tenía muy claro quien debía tomar las decisiones.

Claro que ella no iba a dejar que un hombre gobernara en su hogar. Y abusara del poder.
No iba a ser como su madre.

Yo, en cambio, supongo que debía ser como mi madre 

pero en sentido contrario.


Debía ser humilde y bueno para que la esposa no huyera del hogar y me quedara más solo esta vez.


No era el momento de definir roles; estabamos formando un nuevo hogar y no podía cometer los errores de mi madre. 

Entonces decidimos, de mutuo acuerdo, que en nuestro hogar

mandaría mi esposa

mi marido

y mi padre.

Y yo, en absoluto silencio,  bajaría la cabeza y consentiría a los tres.


Y así hemos sido muy felices por los siglos de los siglos. 


¡¡¡ O yes !!!

Ver métrica de este poema
  • Autor: SirFrido D\' Antuna (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 19 de noviembre de 2023 a las 02:36
  • Comentario del autor sobre el poema: Un testimonio de castración voluntaria.
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 16
  • Usuarios favoritos de este poema: Llaneza, Omaris Redman.
Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos


Comentarios2

  • Omaris Redman

    En acuerdos consensuados no hay error! Excelente reflexión! Saludos cordiales,

  • Raiza N. Jiménez E.

    ¿Y al fin supistes quién era tu padre?

    • Sir Frido D\'Antuna

      Si, por supuesto.
      Me visitó una vez para conversar y disculparse pero mi esposa lo hecho.
      Ella decide quien entra y quien no entra en la jaula familiar.
      Y ya nunca supe más de él.

      • Raiza N. Jiménez E.

        jajajajaajaja..Las mujeres somos terribles y ni siquiera perdonamos al padre..Saludos.. Gracias por tu buen humor.

      • Hay 1 comentario más



      Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.