PRIMERO DE ENERO

Ruben GALAVOTTI

Me duele la tarde de gris y de oro;
una llaga sorda de piel encelada
anda como un monstruo de sutil presencia
comiendo las células de mis sentimientos.
Hay una batalla de gritos mordidos
del hombre que llevo bullendo sin pausa
por los huecos fríos de mi propia carne.
Y en mis huesos locos un halo de viento
se va con mis ansias por los horizontes
que nadie navega ni nadie traspone.
El sol que se muere agoniza en olas
y una gaviota desanda el silencio
que se ha detenido junto a los cristales.
No puedo aunque quiero seguir hacia arriba,
llevo como un sino destino de ocasos
y un sol y gaviotas rompen las pupilas
de una vieja, muy vieja mirada.
La gente se marcha como un torrente
de pulso ardiendo entre sangre y miedo.
Mentes atrapadas por crueles rutinas
como peces torpes en redes intangibles.
Son los prisioneros de una libertad
de trocar sin penas amor por monedas
y en el ritmo gris de un canto privado.
Yo entre ellos me detengo, mido y peso.
Estamos iguales y en distintas pieles.
Yo trepo hacia el grito y algo me detiene.
¿Son ellos el lastre que acorta mi escala?
¿O soy yo mismo sin fuerzas?
Tengo una avería y pierdo combustible.
De sol y gaviotas tengo toneladas.
De angustia y rutina tengo por millares.
Y miles de voces sobre mis espaldas,
me empujan, me incitan y llega la vida
con su bofetada de miel y de amargo.
La playa dormita su amor apagado
y un sexo enorme de espuma se extiende,
marca la frontera entre vida y muerte.
La tumba ósea de los caracoles
crepita y despierta los celos dormidos;
la vida despierta al cantar la muerte
y late una sangre dormida hace tiempo
entre las cenizas de una rebelión.
De pie, sobre el muro que me debilita,
sólo me basta saltar sobre el pasto
que crece allende la arena dormida.
Deberé elegir pronto antes de la chispa,
la aridez angustiada o la savia en celo.
El gris se acentúa cubriendo el paisaje.
Mi mano que tiembla recuerda una piel.
Y la mano blanca que crece en la ola,
en la piel en sombra de húmeda sal.
 
 
Y un "¿Por qué?" subversivo, agresivo,
se llega a mi mano y enfrenta el vacío.
 
 
AUDIOPOEMA
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R. C. GAL. ROA.
 
 
Monte Hermoso - 01.01.74 - 19.28´
 
 
Ilustración desde:
https://es.wahooart.com/@/Nikolai-Aleksandrovich-Tarkhov
 
 
NIKOLAI ALEKSANDROVICH TARKHOV - Fuegos artificiales
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