Enraizadas libertades

Mercedes Bou Ibáñez



 

 Enraizadas libertades

Soy libre como ese árbol, 
que puede extender sus brazos,
todo lo largos que son,
sin poder medir sus pasos,
¡alguien por él los midió!

¡Ay! árbol de verdes manos,
¡Cuánto dieras por volar!
Clamas al cielo favor
que te permita soñar.
Vives como vil gusano,
en tu propia sepultura,
naciste siendo cadáver,
vives donde morirás,
al enterrar tus raíces
perdiste tu libertad.

Miras con fugaz envidia
esas nubes al pasar,
esos blancos algodones
que no cejan de volar,
ellos son libres hermano,
al morir, buscan lugar,
van, vienen, vienen y van,
y en un acto de bondad,
lanzan sobre ti las lágrimas
que alivian tu soledad.

Te harás grande, crecerás,
y mirando ese horizonte,
ese que no alcanzarás
vendrá a tus ojos el llanto
implorando libertad.
Pero los muertos no vuelan,
¡tú naciste muerto ya!
Solo el viento por amigo,
de vez en cuando el zagal
que viene a robarte nidos
y tu amiga soledad.

Árbol, varado en el cerro,
su mirada eterno llanto
de quién sueña con volar.
Le pasan las estaciones,
anclado sobre sus pies,
mientras oye el lindo trino
de los libres pajarillos,
que buscan cobijo en él.

¿Y quién le podrá entender?
¿Quién gritará sus razones?
Solo el viento que acaricia,
sus ramas de madrugada,
solo el sol que lo calienta,
en frías tarde de invierno,
la tierra que le alimenta,
y la lluvia que refresca
el ansia de libertad,
¡el ansia con la que sueña!

No quiero ser como el árbol,
en sus ojos solo llantos,
sin saber nunca de cantos,
solo hachas de leñador
que truncarán su alma un día,
poniendo fin a su viaje,
no llorará ni el paisaje,
poco importa su dolor.

Lloro como llora el árbol
solitario en la colina,
húmeda está mi retina,
qué yo sueño con volar
y vivo anclada en el cerro.
Sí puedo, extender mis brazos,
mas atan mis pies los lazos
que me impiden caminar.

Muero como muere el árbol
fiel imagen de una vida
a fuerza de llanto hundida
sin fuerzas para vivir,
quisiera luchar por algo,
quiero hacerlo y no me dejan,
ando y mis pies no se alejan
¡donde nací he de morir!

Sufro como sufre el árbol,
que solitario en el monte
ve perderse el horizonte,
sus alas alguien talló,
sus brazos agitan vientos
enflaquecidos y lasos,
sin poder medir sus pasos...
¡alguien por él los midió!

No quiero ser como el árbol
que muere solo en la sierra,
quiero vivir dando guerra,
dar motivo a mi existir,
que mi esencia no se pierda,
soñar luchando por algo,
demostrar lo que yo valgo...
es mi razón de vivir.

Mercedes Bou Ibáñez

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