Frutos

Francisco M. Ortega

 
Mi padre me enseñó
a comer ciruelas.
Admiraba su destreza
al degustar la fruta
y su alta presencia.

Me enseñó
a morder sutil
su pellejo oscurecido
y sorber su carne roja.

Me enseñó con esmero
y aprendí
a chupar hasta el hueso
toda su pulpa.

Me animó a saborear
su ácida dulzura
y a escarbar en su aroma
de siesta de verano,
a mancharme los labios
y las manos
del néctar de los días.

Mi padre me guio
en el dulce aprendizaje
de saber gustar
la vida.

Ahora hay un recuerdo
imborrable a ciruelas
en la caída roja
de la tarde de estío.
Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos Novedades semanales


Comentarios4

  • jvnavarro

    Un poema muy precioso que me ha llevado a los recuerdos míos con mi padre.
    Un saludo y un abrazo

  • Alberto Escobar

    Quién no se acuerda de las deudas que, con los padres, nunca serán saldadas. Te ha salido bonito, sí.

    • Francisco M. Ortega

      Mi agradecimiento por tus palabras. Saludos.

    • Omaris Redman

      Hermosísimo poema!

    • MISHA lg

      tan dulces son muyyyyy ricas

      bellas letras poeta ...

      gracias por compartir


      Me animó a saborear
      su ácida dulzura
      y a escarbar en su aroma
      de siesta de verano,
      a mancharme los labios
      y las manos
      del néctar de los días.

      besos besos
      MISHA
      lg

      • Francisco M. Ortega

        Gracias a ti por tus palabras, por tu lectura y por tu tiempo. Besos.



      Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.