Viajera perfecta

maximo nicola

 

 

Conocí alguna vez a una mujer con alas propias,

que vestía su piel con una pesada armadura 

pero que no le impedía volar.

 

Era una mujer sin límites y sin fronteras,

las que solo era marcadas por sus sueños

y todos los hombres que conoció.

 

Era tan perfecta que, cuando hacía el amor

recitaba poemas envuelta en llamas,

      tan era perfecta que, tuve la suerte de amarla.

 

Era hechizo y llanto, fuego y cenizas,

restos de antiguos amores vivían en esa mujer poeta,

con un alma que la obligada a zarpar antes de enamorarse.

 

Son esas mujeres que dejan restos de su piel turista en nuestra piel,

restos que vivirán como tatuajes indelebles en nuestras vidas,

y que pertenecen a la cofradía de las que secuestran astillas de nuestra alma.

  

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