Fuego sobre mi piel

PECH

Buscando ese árbol donde la vida

emerge entre la escritura y la canción,

voy aferrado a lo único que mis labios

anhelan: me pregunto si me escapo

como el pez que trata de salir de 

su pecera para huir en la noche.

Voy aferrado a lo único que mis labios

anhelan: el fuego sobre mi piel.

 

Como es mi sangre, mi vida y mi alma

tomo de mi pluma la tinta que viaja

hacia el espacio, con decisión escribo

con sencilla mirada, pero con viva voz

los deseos que mi boca, mi piel piden:

¡Yo te necesito! O suelo creer eso...

el torpe hombre lleva bajo la camiseta

las flores de la dicha, la juventud y el vigor. 

 

Te escribo encima de la muerte

bajo el hechizo del olvido

como el animal primitivo, como la ola salvaje;

te escribo con nostalgia

con los brazos estrechos a tu fantasma

y sobrevivo a las cadenas del eclipse

pero desatando la furia de un tornado

te escribo esperando cobijo en mi alma.

 

Me respondes con el más dulce gesto

con el río desembocado entre tus piernas

con el enlace de mi coraje y sufrimiento,

te beso porque soy débil 

te brindo mis secretos porque soy tiniebla

te miro porque soy un asustado poema

sus versos glorifican el canto:

me esperas a la quinta señal del tiempo

a la flor de tu cuerpo.

 

Reúno todo mi impulso, este año podré besar

los rincones sagrados de tu templo

como buen peregrino, como buen creyente

te espero en la ciudad sagrada de mi cuerpo:

en la Galilea de mis pensamientos.

Dócilmente, somnoliento y con las manos trémulas,

viajo en bote, con la suerte desgastada

con la suerte de cualquiera.

 

Quizás por eso el cielo reprime su llanto

o es el sol que invade mi cuerpo

no lo sé, pero voy caminado hacia el palacio

donde por primera vez me desviviré

con la ácida fotografía de tus muslos.

Me imagino tu cuerpo en mi cuerpo

tu boca en mi boca, tu mar y mi arena

tu luna y mi sal... tus ojos con los míos.

 

He llegado al vesubio, taciturno, solitario 

con dificultad pero con las emociones 

suficientes para reparar mi corazón.

Te he mirado como el más bello serafín

como la propia Diana al frente mío

parando la historia y la mitología

en dos retazos de sueños que tejen 

y se entrelazan en un rito oculto sin sangrar.

 

Te arranco con mis dientes los pergamino 

te echo al lodo y degolló con pureza

tus páginas una por una con delicadez;

lo más difícil son los estrechos de tu magia 

la complicada fruta que vibra ante la oscuridad 

y como un hombre que teme cantar

con lira ajena como falso trovador...

el agua de la vida, el capullo del nacimiento perece.

 

Nuevamente voy aferrado a lo único que mis labios

anhelan: el fuego sobre mi piel.

Madura de signos, carne de Venus, catedral...

me acerco, te acercas pero mi voz huye

me besas, te beso, recorro tus planicies

y me pierdo en los desiertos hostiles de tu vientre:

lo más difícil son los estrechos de tu magia.

Me reprimo enjaulando mi deseo

himno entre las banderas, entre los países de tu piel.

 

Y allí sigo luchando por llevar la paz en mi guerra

llevo en mis rezos tu nombre para guardar

tu muerte en mis brazos y llevarla a la eternidad,

Soy viejo, soy frío.

Eres jovial, eres caliente.

Cuando debería ser fuego, fuego sobre mi piel.

Llegamos al mismo sitio,

aferrarme a lo que mis labios anhelan.

 

Las flores se marchitan, dejándome una herida

declina mi hombría tratando de ahogar

el delirio de tus adornos, vuelvo a los

estrechos de tu magia,

muerto como el universo mismo

complejo como el infinito

y dejo sobre mi rostro un recuerdo que sea

una luz en tu vida, tu sabor en mis labios.

 

Fui viajero en un barco galeón

(mientras ibas por la ciudadela sola)

fui el viento que erosiona la arena

(mientras tu sabor se delata en mi boca)

fui cobarde al huir de la guerra

(mientras luchabas por dar tu corazón rosa)

fui una estrella absorbida por un masivo hoyo

(mientras me engulles salvando mi pobre prosa).

 

Me reprimo, y como volcán que está a punto de explotar

me ahogo en el dolor de mi pudor;

soñar con las constelaciones es un duelo

entre girasoles y placeres.

Estoy profundamente marginado al amor

y cuando lo trate de comprar se me negará,

la oferta de zarpar en una góndola

nos separa en ciertas calles y ciertos canales.

 

Luego de huir como ave que es molestada

mi intención es caminar hacia el olvido,

el rechazo, la burla, la tragedia, 

¿cuantas veces lloré por tener a mi lado tu boca?

Decepcionado me castigo con el rigor

esperando la muerte con la enfermedad,

me consumiré lentamente en cenizas, por castigo,

por decepcionar a la misma Diana.

 

Ahora sentado después de aquella tarde

buscando ese árbol donde la vida emerge,

la escritura y la canción se ha aferrado

a lo único que mis labios anhelan: ¡la muerte!

Porque dentro de esta tarde vanidosa 

el viento me trae el aroma de tus mágicos estrechos

complicada fruta que disfruté y que pronto

y con gran alegría traerá mi muerte.

  • Autor: David Pech (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 5 de octubre de 2023 a las 21:45
  • Comentario del autor sobre el poema: Poemas nocturnos
  • Categoría: Erótico
  • Lecturas: 9
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Comentarios2

  • Carlos Armijo ✒️

    tres...?...a mí me parecieron como una docena...

  • MISHA lg

    letas llenas de melancolía poeta gracias por compartir

    te escribo con nostalgia
    con los brazos estrechos a tu fantasma
    y sobrevivo a las cadenas del eclipse
    pero desatando la furia de un tornado
    te escribo esperando cobijo en mi alma.

    besos besos
    MISHA
    lg

    • PECH

      Muchas Gracias saludos y besos



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