Réquiem a César Vallejo

marioneta

Y quedó el silencio,

entre la sala y la cama,

la lumbre en su resaca

de pesadumbre, abandonó

la estancia y se fue el fulgor

de aquel hombre en prejuicio

de la madrugada y del aire

denso de Lima.

Las calles inflamadas

de soledad, los campanarios

en rocío mortuorio

y Latinoamérica en llanto.

Todo mengua al compás

de la ausencia, del alma

que desampara el cuerpo

y de las manos,

que ya no responden

al sacro ritmo de alabar

los misterios de la existencia.

La tinta del poeta vestido

con la túnica de la muerte,

se mezcla con su sangre

mustia, está solo

en el crepúsculo de los cerezos,

cortejado por la vigilia de

Melgar, las ninfas de sus sueños

y su amor por su linaje.

Se pierde en la inmortalidad

con su letra abrillantada,

la riqueza de su verbo

certero y la otrora

sonrisa que animaba sus ojos

en las largas quimeras nocturnas.

-Sobre el desván -

reposan cirios, trozos

de hojas, un tintero de oro

y el nombre de César Vallejo,

engastado en piedras del río

Ucayali, con su memoria

en la cumbre dionisiaca

de los poetas y que Perú,

guarda en su cordillera

como su ecuestre fortuna.

¡Murió Cesar Vallejo!

¡Murió la poesía de piel sonora!

Yaneth Hernàndez 

Venezuela

Derechos reservados.

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Comentarios1

  • David Arthur

    Buena dedicación a este poeta Peruano Yaneth.

    Un abrazo de cariño amiga
    David

    • marioneta

      Gracias mi apreciado David.



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