La rutina del día a dia

En la rutina que consume mis días,

perdona si mis versos parecen cansados,

como el sol que se oculta sin despedida,

y mis sueños a veces se ven quebrantados.

 

 

Disculpa si mi tiempo es limitado y escaso,

como el río que fluye sin detenerse,

en esta vorágine, siento el paso

de los minutos que se tornan fugaces.

 

 

Mi musa, hace tiempo, se esconde en el olvido,

pero aún así busco su reflejo en las sombras,

como un navegante perdido en este río,

tratando de hallar la luz entre las rocas.

 

 

El día a día es una lucha constante,

la vida cobra su tributo en cada esquina,

y los precios y facturas, avasallantes,

nos recuerdan que la realidad no se inclina.

 

 

Disculpa si mis versos son torpes y sencillos,

como el trajín de la ciudad que nunca duerme,

donde los sueños se desgastan como hilos,

pero aún así, mi pluma a escribir se aferra.

 

 

En este departamento, los vecinos son ruido,

con su música nocturna que desafía el sueño,

y por la mañana, el reloj avanza sin sentido,

mientras trato de plasmar versos en mi empeño.

 

 

El bus me lleva como un barco en la marea,

entre rostros desconocidos y miradas perdidas,

y en cada lectura, una pequeña odisea,

hasta llegar a la parada, donde empiezan las vidas.

 

 

 

Este es mi día a día, una danza sinuosa,

entre el deber y el anhelo, en esta realidad cruda,

pero en cada palabra, hallarás mi melodía hermosa,

un respiro en el caos, una pausa en esta vida aguda.