Buitres en mi jardín

Luis 091

El día que Supermán se enganchó a la marihuana
en mi reino descorchábamos caprinos
desde los campanarios, aplaudíamos
el acuchillamiento de mamíferos astados
y practicábamos el harakiri (en vivo) a los cerdos.
Por aquellos años yo dibujaba sueños
y odiaba a los niños con olor a mierda de vaca
que chorreaban hostias tras la cerquilla
aledaña a un colegio de piedra podrida
(materia de los enlatados cerebros de sus progenitores)
En la primera cadena explotaba el espíritu
de la paloma en doble estéreo
e improvisadas distorsiones a una sola mano.
Nuestros padres se emborrachaban
con vino de rosas y aromas de sangre seca:
solera que hervía la bodega de las parroquias obreras
y la festividad anual de la Casa de campo.
En aquellos años, a nuestros jóvenes mayores
aún les sangraban los himnos a capela,
se creían a pie juntillas la pirotecnia libertaria
y los anuncios musicados de nocilla.
Ya entonces se fraguaban cambios terminales
en el córtex de los barrios,
mientras al sur los negritos del Colacao se empeñaban
en seguir muriendo antes de los cuarenta.
La floreciente dislexia existencial ya presagiaba
el apocalipsis en los imberbes pechos.
La engominada hornada de los lacoste
acumulaba matrículas de deshonor
en evoluciones y ciencias políticas.
Los demás remaban hacia el horizonte
que dictaban el anti-inmovilismo social
y las feromonas de ocasión.
Más tarde, yo aún aprendía a abrocharme
los verbos en frecuencia modulada,
engordando a golpe de tendón y uña
la lista de mis futuros crímenes contra la humanidad
y la línea crediticia del Corteinglés.
A las estatuas se les cayeron los anillos,
a los armarios las puertas
y a otros el reloj del amor por las alcantarillas
de algún paraíso en rebajas.
Y Supermán, al fin desintoxicado,
estrellaba sus lágrimas de acero contra el techo
del planetario de su vieja ciudad technicolor.
Allá por mi reino aún se mojaban los sexos
y se empalmaban los miembros viriles
de los machos ibéricos
cuando un ser de cuatro patas doblaba el esqueleto
y derramaba su sangre por la tierra.
Pero por aquel entonces
todavía creía en superhéroes
que fundían con su mirada láser a los malos.
Muchos años después yo seguía digiriendo padres
y seguía escondiendo venas
y seguía dibujando sueños.

  • Autor: Luis 091 (Offline Offline)
  • Publicado: 15 de septiembre de 2023 a las 07:27
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 9
  • Usuario favorito de este poema: Nitsuga Amano.
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Comentarios1

  • Ayeres

    Me encanta esa libertad on capa que s epasea en tus metáforas.Saludos

    • Luis 091

      Me encanta que te encante, Ayeres. Muchas gracias y un cordial saludo.



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