300 corazones. Y más

alegazpa

No puedo 

dejar marchar a tus besos,

mas quién sabe si esto 

es mera guillotina 

que todo lo termina

o lo renace.

Si vuelo...

quizá tejamos otro día

un nido juntos.

 

No sé si plantear

o ni acercarme a plantar

esa posibilidad

de alejarme...

Nadie tiene mi respuesta,

aunque mi pregunta acorazonada

el mismo corazón la calla.

Mas también hay calle

que lleva a otro puerto.

Solo soy uno más

de esta vida,

perdido en esto.

 

Aún escucho a nuestros ecos

aquellos risueños 

llenos de sueños...

Todo parece que ha acabado,

mas empieza

y me vuelve a quebrar...

con esta añoranza de lo perdido.

 

Solo...

he vuelto.

Solo, quiero llorar

porque no sé quién es el real.

Si esta voz que tortura

o el pecho abriendo caminos,

mas estoy seguro en este...

mas otro me llama.

 

No quiero otros besos

de la misma forma que los tuyos

y si son así

que sean otra vez nuestros.

Quizá, cuando el poniente amaine,

al pasto de cada una de nuestras sierras...

 

lo acompañarán matas y árboles,

y los pajarillos viajarán

entre nuestros senos.

El canto siempre estará

en los corazones.

Si nos marchamos,

volveremos en sus aleteos

germinando las semillas

de los árboles de nuestro amor.

 

Papá,

te echo de menos,

tengo gente en todas partes,

pero, a veces,

me siento más solo que la una.

Tú me dictas parte de estas letras.

Sé que tengo el don

de unirme al corazón de esta tierra,

labrar con palabras

los campos que tú sembraste.

Me la suda la gente,

pero quiero ayudarles.

Ya que esta hermosura

quitaría sus cadenas

al sentir el viento

acariciar sus rostros.

 

No sé si caminar solo

o a tu vera,

pero recuerdo tu sonrisa,

bello canto de abeja en flor.

Siempre soy brisa.

Quizá una etapa

para volver a tu risa.

 

Yo no tengo dudas de que te amo

ni de que siempre te amaré.

Yo solo tengo dudas

de si son verdaderas dudas

o la ansiedad llamando otra vez.

La brisa atraviesa mis rejas,

el preso se encabrita,

se postra contra los barrotes

y suplica este agua bendita.

 

Quizá en lo viejo

encuentre lo nuevo.

O el canto de los grillos

implore el verdadero destino:

"Caminante no hay camino",

se hace camino al soñar...

 

Yo no miento,

te amo.

No finjo,

te estimo.

Eres mi compañera.

Siempre amaré,

aunque nuestros vuelos

surcasen distintos cielos.

Al final, es el mismo

y nos reencontraremos...

 

Quizá hagamos un nuevo nido

de amor 

que diluya al canto

del cuco opresor

y nuestros hijos...

reconocerán sus rostros

en el estanque donde brilla la noche.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Comentarios1

  • El Hombre de la Rosa

    Una generosa muestra de tu genial hacer poético de altura estimada compatriota y amiga Alegazpa
    El Hombre de la Rosa

    • alegazpa

      Muchas gracias de la vida para ti



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