Algo que sé

Un olor de rosas
Inundando mi aura
Abrazo sus espinas
Tornándose un verde hasta mi sangre
Me duele los huesos
Acariciando mi cuerpo, estabas ahí
De pie mirándome fijo a los ojos
Sin ninguna experiencia
Solo recuerdo ese último beso
En algún momento
Mis pies fríos como el hielo
Dejarán de volar
Y mis recuerdos se esfumaran contigo
Serán olvido
Quizás solo serán tus respuestas
De aquellas preguntas que dejaste sin resultados

Un dolor en mi pecho que inunda el momento.
Un escalofrío y suelto un respiro, mi corazón late.
Algo que se y no puedo decirlo.
Se me escapa el suspiro.
La impotencia me invade me duele el alma.
Violeta.

Las rosas apagaron sus rojos
y se llevaron tu aroma.
Olías a ellas cuando regresabas del jardín
-recuerdo-
y entrabas con remolinos en mi pecho;
fue el encanto de nuestras vidas
y nos duraban más que las flores.
Ellas hablaban el lenguaje del encuentro
y me decían de los secretos
que tú pretendías guardar celosamente.
Algo que sé es que fueron mis confidentes.
Voy al jardín y no hay lenguaje,
acabaron las confidencias y las perfumadas horas;
no hay aroma ni secretos, ni el rojo del amor...
En mi cuarto los suspiros se tornan dolorosos,
pues no hay remolinos en mi pecho,
solo ese algo que supe que deseabas
y que no será posible suplir aunque cultive
millones de ramos para llevarte
cada aniversario.