Después de ver “Lolita”
he vuelto a la cordura,
he visto los infiernos
de un hombre con la culpa
de querer ser distinto…
Después de ver “Lolita”
he visto lo cercano
que estuve del estrépito
de un absurdo sin nombre…
He comprendido, rápido,
que bordeé el abismo
de una quimera inútil,
que el mundo no es de nácar
sino de piedra pómez,
que todo cuanto hubo
fueron juegos estúpidos
sublimados por alguien
que sigue siendo ingenuo
a pesar de los años…
Después de ver “Lolita”
no quiero ser ingenuo,
y espero protegerme
de sus voces hipnóticas
que quizás me reclamen…
Acumulo en mi mente
los momentos oscuros,
episodios que nunca
imaginé en mi vida
y que fueron reales
como el sol matutino;
suficiente bagaje
para querer borrarlo
de mi recuerdo impávido,
y volverle la espalda,
para seguir viviendo…
Y entre tantos recuerdos,
acumulo episodios
de obediente tortura:
no deberé olvidarlos
y evitaré tropiezos
con esas mismas piedras...
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