EL CAMINANTE

Urquiza

Aprendí a caminar de nuevo, cuando vi llover el terraplén de mis sueños, que gota a gota mojaban mis pies, gritándome vida. Aprendí a cuidarme entre los árboles, y crearme mi propio mundo en el agua, en el sol, en la luna, en amaneceres con café de venganza. Estoy bien y lo siento, tan solo los espejos en mi estrecho mar, pueden esconder mi sonrisa. Tantas cuestiones y me pierdo, tantas palabras que no logran rellenarse, y en mi escondite perfecto, suscito un laberinto sin nombre, donde me da placer perderme por las calles de mi encierro.

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