Uruguaya

alexander

En ti, uruguaya de alma y corazón, Se entretejen paisajes de rica pasión, Entre el Río de la Plata y el océano azul, Eres un tesoro, un dulce arrullo. En Montevideo, tus ojos se iluminan, Cual faroles antiguos que nunca declinan, Reflejando la historia, la cultura y la vida, De una tierra querida, siempre compartida. Tus risas se mezclan con el candombe, Ritmo y alegría, que al corazón despierte, Y en cada paso que das sobre la arena, La murga canta la vida, la esencia uruguaya plena. Tu alma gaucha se entrelaza con el viento, Como jinetes que cabalgan el tiempo lento, Y en tus versos, resuenan los tambores, Haciendo eco de amores y tristezas, mil colores. Tus manos, tejedoras de tradiciones, Labran sueños y esperanzas con pasiones, Y en cada mate compartido con calor, Se unen las almas, el afecto, el amor. Eres uruguaya, valiente y leal, Con la garra celeste y blanca en tu piel, Tu espíritu libre como el caballo en la pampa, Defiende con orgullo tu tierra, tu estampa. En tus ojos brilla el sol de Punta del Este, El alma bohemia de Colonia que se viste, Con la magia del carnaval en Artigas, Y el encanto de Tacuarembó, que nunca se olvida. Oh, uruguaya de fuego y dulce encanto, Conquistadora de corazones en cada canto, En tu esencia palpita la esencia oriental, Y en cada latido, Uruguay, inmortal. Así, en el eco de este poema dedicado, A ti, uruguaya, con amor entrelazado, Resalta la grandeza de tu tierra querida, Que en mi corazón, por siempre, latirá prendida.

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