Todo

Alberto Escobar

 

Al que tiene se le dará más y tendrá abundancia, 
al que no tiene, aún lo que tiene se le quitará. 

—evangelio de Mateo y de Lucas.

 


Todo.
Todo lo que tenía
se me fue —contigo.
Todo, y más incluso,
mi alma, mis alas.
Todo, la sonrisa
se me fue —su cantar.
Todo, ni una moneda
para bocadillo, plato,
tenedor, cuchillo, se fue.
Se me fue el hambre,
se me fueron las ganas,
la savia que llenaba las venas,
la sangre, que eras tú, tus ojos. 
Todo.
Desperté y no estabas,
un rayo rompe la oscuridad, 
la persiana suelta su cuerda,
un silencio mudo llena el aire.
Todo me lo quitaste, las ganas
de levantarme, la tostada
en mi estómago no alimenta,
se pudre antes de ser sustancia,
se agria de ti.
Todo, hasta la piel se agrieta.
Hice un esfuerzo, cogí el teléfono,
te llamé comunicando, seguí,
me vestí, en el trabajo estuve
sin pena ni gloria, abatido volví,
me acosté sin ti, las ganas abren
la puerta y se van donde sirvan
de algo, dos lágrimas abajo firman
la tristeza y se secan al momento
—hace calor—, relleno el cojín
de pluma de pato, echo a la colada
tu toalla rosa y tu camisa canela,
que aún colgaba de la percha caoba, 
lloro al lavar tu taza del café
de por la mañana, limpio el polvo
de una soledad que va naciendo,
dejo tus bragas bien dobladitas 
por si vuelves a recogerlas, tiendo
toda la ropa que metí en la lavadora
ayer, y que aún detergente mediante
sigue oliendo a ti, a tu savia, solo...
Todo.
Todo arrebataste al cruzar la puerta,
todo, la carne que aún me quedaba 
entre los dedos, la bandeja en tu regazo,
los domingos de playa, tu abrir los ojos
para decirme buenos días y el día nacer. 
Todo, te fuiste.
Te fuiste y me arrancaste las vísceras
cuando cerraste la puerta, como la abeja
que defendiéndose arma su aguijón y ve 
que cuando quiere recuperarlo tras hacer
su función su erecto punzón arrastra
todo lo que queda detrás, toda la esencia,
todo el organigrama que le da vida, y muere,
muere de amor, de instinto inevitable, da 
la vida tras defenderse de quién osa robarla,
de quién aspira a su carne para nutrirse. 
Así fue como me quedé.
Sin nada, sin todo, sin carne, sin contenido,
sin ganas, sin trabajo, sin alimento ni ropa,
sin lavadora, sin toallas rosas ni buenos días.
Sin nada.
Todo, pobre de solemnidad...

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  • Autor: Albertín (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 6 de julio de 2023 a las 07:13
  • Comentario del autor sobre el poema: Cuando te quedas hueco, aún con todo el patrimonio intacto.
  • Categoría: Cuento
  • Lecturas: 13
  • Usuarios favoritos de este poema: Nitsuga Amano, Martha patricia B, Texi.
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Comentarios2

  • esthelarez

    Cuando se habla de todo, efectivamente que lo es, en tus versos.
    hermoso expresar
    .
    gracias por compartir
    .
    te envido un fraterno saludo de alma y corazón

    • Alberto Escobar

      Otro para ti. Me alegro de que te guste.

    • esthelarez

      Recibe mi saludo fraterno de amistad, de alma y corazón
      .
      Gracias.
      😉



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