POR ENCIMA DE CORREOS

POR ENCIMA DE CORREOS

 

“Era un día de verano luminoso”,

cuenta la narradora, “creo que siempre lo recordaré,

con hermosas cortinas de tela gruesa

que caían como en pesados bucles

y un calor muy vespertino en el centro del salón,

de la salita, justo encima de la oficina de correos.

Las cortinas sin correr

impedían el paso de la luz, que animaba

las calles tornasoladas y transparentes, que afuera ponía

bien definidos y numerosos claroscuros,

Hace tiempo ya de esto,

hace ya mucho, hace tanto,

que las imágenes discurren por detrás de mi frente

como a cámara rápida, como en los tiempos de Charlot,

del cómico. Pero lo cierto es que ellas nos defendían

del bochornoso verano, del frenesí estival”.

Y en este punto, parece

como si la abuela

pensara que no

fuera a transcurrir más tiempo,

mucho más tiempo

y a llegar también el cambio de siglo,

como si se encontrara en un espacio

único y bien defendido,

libre por siempre de la especulación.

 

 

Gaspar Jover Polo