Como todos
tengo defectos,
los cargo como piedras
y los pulo con los días.
También tengo virtudes,
esas que, a veces,
se me escapan sin querer.
Acierto y me equivoco,
caigo y me levanto,
río con la boca llena de sol
y lloro cuando una pena
me aprieta en las entrañas.
Hablo si la palabra me nace,
y si el silencio es más sabio,
lo dejo hablar por mí.
Quiero, y me quieren,
amo, y quizá me aman;
pero no te confundas:
aunque así te parezca,
no soy como todos.
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