Deposito

Alberto Escobar

 

La emoción es el viento.
La razón, el timón.

 

 

 

Deposito sobre tu pubis un beso,
un beso de buenas noches, tierno.
Deposito sobre tu mejilla el aliento
que me resta de tantos besos,
de cientos de ellos que tejen este lienzo.
El periplo por tu piel llama al descanso,
al asueto, a dormir, a carenar este barco
que suena a deriva y fracaso, lento. 
Te abrazo y siento que me falta algo,
ese algo que siendo tú no acaba,
no se pronuncia porque yace muy adentro.
Quiero llegar al sanctasantorum de tu cuerpo,
ese lugar donde el sacristán que te empapa
se reviste antes de la misa, altar y caliz quieto. 
Te pinto con mi llema un rosario, reza, 
desea que todo esto no sea un espejismo, 
que sea pan nuestro de cada día, tostada
que salta muy de mañana y café recién hecho.
Desea que tu almohada no recoja más huella
que la que tu cabeza y la mía dejan impresa,
y que cualquier olor que ajeno sea se vaya,
abandone el claustro sagrado de esos besos
y no sea mancillado por ningún pensamiento, ajeno. 
Que el pijama que te viste sea mío cuando
duermas, y me introduzca de estranjis en tu piel. 
Que tu respiración y la mía tengan la misma sístole
y la misma diástole, que nazcan del mismo suspiro.
Que tu pensamiento y el mío tengan de cierto
el mismo semillero, la misma lógica y concierto,
el mismo proceso de ideas, de desapegos y abierto
al hilván que urdido llega a tu entrecejo y coincide. 
Y coincide, punto por punto, con lo que siento, 
con una caricia que traspase la imponente barrera
de tu epidermis y se amigue, sin recovecos, libre, 
con tu carne y tu sangre, con tus glándulas y nervios,
que sea uno con tus sedimentos, con tu impericia,
con tu aliento, y que al hacer el amor una paloma suba,
bata sus alas como ave fénix y salga por la ventana
anunciando una buena nueva, bienaventuranza, calma. 
Deposito sobre tu pubis un beso, otro beso, buenos días.
¿Qué tal amor, cómo has dormido? ¿has podido conciliar
el sueño?¿ Te he molestado?¿He impedido que tus ojos
clausuren ese cansancio del que me hablabas?¿Te subo
lentamente el desayuno mientras te duchas y te vistes?
¿Te plancho el vestido, que le advierto una arruga 
en la solapa?¿Te encargo una pizza para cuando salgas
y llegues solo para sentarte en la mesa y mirarme?
¿Voy a por los niños al colegio o estás tan cansada 
que no te apetece vivir la sorpresa que se dibujará
en sus rostros cuando te vean detrás de la cancela?
Deposito un último beso sobre tu pubis.
¡Acuéstate! Mañana te espera un día duro, con espinas.
¿Te hago el amor para que concilies mejor el sueño?
Me vuelvo del otro lado y te dejo ser, desvanecerte.
Buenas noches amor. 

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Comentarios1

  • Isabel Beltran

    Muy tierno y amoroso relato de lo cotidiano

    • Alberto Escobar

      A eso aspiro. Me alegro de que hayas llamado a mi puerta.



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