Señor, Señor, Tú antes, Tú después, Tú en la inmensa
hondura del vacío y en la hondura interior:
Tú en la aurora que canta y en la noche que piensa;
Tú en la flor de los cardos y en los cardos sin flor.
Tú en el cenit a un tiempo y en el nadir; Tú en todas
las transfiguraciones y en todo el padecer;
Tú en la capilla fúnebre y en la noche de bodas;
Tú en el beso primero y en el beso postrer.
Tú en los ojos azules y en los ojos obscuros;
Tú en la frivolidad quinceañera, y también
en las graves ternezas de los años maduros;
Tú en la más negra sima, Tú en el más alto edén.
Si la ciencia engreída no te ve, yo te veo;
si sus labios te niegan, yo te proclamaré.
Por cada hombre que duda, mi alma grita: «Yo creo».
¡Y con cada fe muerta, se agiganta mi fe!
Autor. Amado Nervo
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Comentarios4
Muy espiritual este poema, gracias por compartirlo amigo, saludos cordiales,
preciosas letras para el espiritú poeta gracias por compartir
Tú en la más negra sima, Tú en el más alto edén.
Si la ciencia engreída no te ve, yo te veo;
si sus labios te niegan, yo te proclamaré.
Por cada hombre que duda, mi alma grita: «Yo creo».
¡Y con cada fe muerta, se agiganta mi fe!
besos besos
MISHA
lg
GENIAL tu aporte, con el amado Amado Nervo.
Felicitaciones.
Hermosos versos mi estimado amigo, un fuerte abrazo y bendiciones
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