Había una vez un astronauta triste
Que lloraba fuertemente en el espacio:
Un día por fin se quiso matar; dentro de su traje desconectó decidido su tanque
Pero antes de morir de asfixia por la falta de oxígeno,
Con el cristal empañado y el casco empantanado,
Flotando en círculos el astronauta llorón murió ahogado y perdido en su propio llanto.
Comentarios2
Interesante y profundo cuento!
una profunda soledad es que el espacio debe no tener ruidos al menos eso creo?
gracias por compartir poeta
genial cuento
besos besos
MISHA
lg
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.