Hablo con la muerte cada noche;
distante, quieta, vasta, imprudente;
aparece en mi reino sin anunciarse
y yo la espero entre la negrura.
Mis huesos se llenan de horror ante
su cantar; que estremece mi alma y
la confina en los lúgubres rincones
donde habita la angustia.
No hay atisbo de magnanimidad;
soy engullido, frágil, en su abismo
que hace desvanecerse al tiempo
en la espiral de mis añoranzas.
Me arrulla, serena, con aires triunfales,
y en su certeza inmutable me recuerda
que mañana estaré más cerca de ella,
que sigo perdiendo mi juventud.
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Autor:
Jose Antonio Orellana (
Offline)
- Publicado: 2 de abril de 2023 a las 19:08
- Categoría: Triste
- Lecturas: 18
- Usuario favorito de este poema: Manuel Valles.
Comentarios1
Algo que nos mira siempre, que acecha con su paciente espera: la muerte. ¡Me encantó este poema! Mis respetos para usted, poeta.
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