En el supermercado de Madariaga

Anne Black

Qué es eso que causas en mi cada vez que nos cruzamos. Es como si el tiempo se detuviera por unos segundos hasta que te clavas profundo en la memoria que no me permite pensar en nada que no seas tú. 
Yo pasaba por la calle Madariaga, casi llegando al supermercado chino, cuando de repente te vi sentado afuera con tus hijos. Sin dudarlo hice como si no te hubiese visto y seguí caminando a la misma velocidad con la mirada en cualquier lado, teniendo cuidado de que mis ojos no depararan en tu persona. Sin embargo alcance a ver que tú también me viste, y no dejaste de hacerlo hasta que me aleje. Entonces quise volver a pasar, plantarme en la puerta del supermercado, aún fingiendo que ignoraba tu presencia y esperar tu reacción. Pero no podía, yo iba acompañada y tú estabas con tus hijos, probablemente tu mujer estaba comprando. Así que me cruce de vereda y no te quite los ojos de encima, te mire y gire la cabeza cuando te perdía de vista y continúe observándote de lejos. 
Es verdad que he renunciado a nuestro amor, que he puesto punto final y te deje ir. La cobardía era mas fuerte y yo tenía un compromiso con otra persona. La misma persona que estaba a mi lado aquella tarde-noche, a la que ya he fallado contigo el año pasado; es increíble, ¿verdad? El tiempo digo, qué rápido se nos fue el tiempo y qué lento se apaga éste amor. 《Si es que algún día realmente morirá》 no lo sé, no lo entiendo, me cuestiono tantos sentimientos revueltos y a esta altura es en vano, no obstante siento curiosidad por el efecto que dejas aquí cada vez que te vuelvo a ver. 
Es bonito pensar en ti, en lo qué vivimos e imaginar lo qué pudo ser... el problema es que cada vez que lo hago me entran las ganas de escribirte, pero no creo que corresponda. No creo que deba hacerlo y es por eso que ahora estoy acostada en el suelo, junto al ventilador 《 para que estos 37° grados sean mas llevaderos》escribiéndote nuevamente a ti, con amor y honestidad. Es absurdo, pues nunca sabrás que mi carta es tuya, jamás leerás su contenido. Al cabo de derramar mi cariño tendré que quemarla para deshacerme de toda evidencia que me delate ante el hombre que me espera en nuestra recamara. 
Créeme mi amor, no sabes qué difícil es ocultar tanto deseo, fingirle amor y alegría a alguien que no eres tú, tú mi estrellita que hoy se ha convertido en una estrella fugaz, que solo alcance a verte unos segundos en el supermercado y que desde ese momento, no puedo quitarte de la memoria que me obliga a pensar en ti.

Ver métrica de este poema
Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos


Comentarios2

  • Lualpri

    Guauuuuu...
    Que dilema no tan imposible de revertir, siempre y cuando ese amor que no ha muerto y deambula por el aire, sea verdaderamente recíproco y con la suficiente capacidad para jugarse a pleno por él sin importar el resto.
    La vida es una y muy fugaz!
    No hay que olvidarlo.
    Por otro lado, si a él le sucede lo mismo, ambos están privândose de ser plenamente felices!
    Hace algún tiempo, publiqué un poema que titulé *Atrévete *
    Quizá sirva de algo.

    En mi perfil, también dejé lo siguiente...

    Aprovecha la vida a cada instante.
    No la dejes escapar !
    Extrae de ella, lo bastante.
    Disfruta
    Se feliz...
    Pero hazlo ya !

    ~~
    Lo mejor para ambos.


  • Anne Black

    Gracias por tu comentario y deseos. Tambien por tomarte un minuto para leerme saludos



Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.