MI DECISIÓN DEPENDIENTE

Septimo Cielo SC

A día de hoy, por primera vez en la vida, puedo decir que me arrepiento de una decisión que tomé hace años: haber empezado mi mayor lucha interna, y social; una lucha tan cruel como injusta.

El comienzo no ha sido sencillo, ya no por enfrentarme a una sociedad antigua, dormida, desinformada… sino por tener que mirarme a los ojos y plantarme cara. Me vi obligado, por mí mismo, a ser feliz; que pese a las dificultades, tirar la toalla no entraba en esta lucha.

Lo más difícil era mirarme al espejo, aún con ropa, pues no era capaz de visualizarme en mi reflejo, ya que no era eso lo que yo tenía en mi mente. Con el tiempo, años de dedicación, me encontré; me miro, me mimo, me sonrío en ocasiones… Pero si me toca desnudarme, vuelve ese demonio; el mismo al que siempre le gusta verme en ruinas.

Han pasado tantos años, y uno avanza tan poco… que cansa. Hoy he vuelto a mirarme al espejo, ese rostro triste, con ojos rojos tras un llanto ansioso y rabioso, me ha devuelto a una jodida realidad que hacía tiempo no vivía, pero de la cual, mi mente, me venía advirtiendo desde hace un año.

Me creía fuerte para evitar recaer; más que fuerte, me negaba a volver a estar tan roto, tan en ruinas, tan, simplemente, hundido… Pero cuando tu bienestar deja de depender de ti, y pasa a depender de otras personas… algo falla.

Al final se abusa del que siempre calla, siempre cede, siempre avanza pese a sus heridas abiertas e infectadas… pero como toda piedra en contacto con las olas del mar, y el paso del tiempo: erosiona.

Tantos años luchando para poder vivir… hacer esa vida normal que toda persona se merece, que al final, fue y es por eso, por lo que empecé esta guerra. Y es triste, ¿sabes? Porque después de estar cuatro años en espera, y siete años, casi ocho, rompiéndome los cuernos, maltratándome mentalmente, parece que vuelvo a los inicios.

No dejan que avance, y hasta donde mi bienestar estuvo en mis manos lo logré, pero una vez que este mismo pasó a manos ajenas, pues así es este proceso, todo se detuvo. Mientras esas manos ajenas pueden hacer vida normal, a mí se me está dejando sin ella.

Me arrepiento de haber empezado esta guerra con su más de una batalla diaria, habría sido mejor dejarlo estar; quedarme en silencio, mirarme las venas, observar el pájaro volar por la ventana, mirar el cuchillo, observarme al espejo, no encontrarme, repudiar mi nacimiento…

Me decían que la vida era hermosa, que debía sentirme afortunado por estar viviendo; y en el fondo es irónico, pues cada uno vive en su mundo, y el mío estaba seco, pero lo cuidé, lo reconstruí, y hoy se encuentra en llamas; y pese a tener la formación necesaria para apagar el incendio, prefiero que arda, y arder con él, volverme ceniza, y desaparecer.

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