Zaruma, cobijada entre nubes.

I
Undívaga se adelanta la blanca neblina
a acogerse al descanso sempiterno,
entre faldas estrepitosas, intempestivas
al efluvio sagrado de luz, del seno materno.

II
Mirífico paisaje deleitoso del anhelo,
perseguido del rojo tejar a lo nemoroso,
de cumbres altivas, al Guayacán silencioso,
de astrífero cielo a noche mansa de desvelo.

III
Efímero atardecer de la aurora dorada,
epifanía del ocaso perdida en el ensueño,
misteriosa historia, sigilosa custodiada,
urbe nefelibata, bella como ciruelo.

IV
Serendipia humana, suelo remanso,
infinito ademán de la época colonial,
paraje de fantasía, de perpetuo descanso,
de literatura hipnotizada, en bello rosal.

V
Zaruma, sosiego cultural, apacible, tenaz,
de bélica descendencia, vasta en su andar,
de tu himno de oro, escrito sobre la faz,
de la tierra libertaria, de su obra triunfal.

VI
La valentía de Gaona, grande navegará,
en las vertientes de oro, de su gran majestad,
Reina Celestial, engalanada siempre estará,
por su tierra, en su juliana festividad.

VII
Joya de ensueño, valentía tricolor,
amarillo de riqueza, verde de esplendor,
rojo y valentía, del esmero del batallón,
tierra de Mercadillo, de ignota alucinación.

VIII
Zaruma, la tierra que me vio nacer,
hoy ensalzo, tu magnífico nombre, pues
un Cerro se buscó, de oro se encontró,
el español lo fundó, su riqueza ultrajó,
pero, aún creció hasta grande florecer.

IX
Del Ande altivo, de riqueza extenuada,
del cóndor cautivo, a libertad anunciada,
damisela, de España, de Cáliz, de Navarra,
mística Villa incrustada, en riqueza codiciada.

X
Lugar paradisíaco donde deseo envejecer,
¡Eh aquí tu poesía ensalzada!
¡Oh, mi tierra amada!

 

¡Qué viva la Villa Real de San Antonio del Cerro Rico de Oro y Minas de Zaruma!