Como de costumbre...

Amanecí pensando en ti…agazapado a tu recuerdo,

repasando aquellos cavilados tiempos,

divagando entre añoranzas,

suspirándole a la realidad de tu distancia.

 

Te encontré acariciando la nostalgia.

 

Desperté y me acorde de ti…

con el sol traspasando la persiana…

iluminando el perezoso entorno de mi alcoba…

y arrullando tu imaginario frenesí sobre mi cama.

 

Te idealicé…

y me conformé con suponer que volverías algún día,

que retornarías del pasado alguna vez…

a lo mejor en una madrugada fría…

o en una tarde de lluvia...

escapando… de esta feroz melancolía.

 

Amanecí soñando en ti…despierto,

extrañando tu figura de cristal…tu silueta al natural…desnuda,

y tu piel de sensibilidad excelsa…de mansa palidez…de inmaculada tez,

con tu carácter sutil…

de porte elegante,

y tu sensatez que roza la bondad…

con apacible desinterés,

y tu claridad de trasparente matiz…de sublime pureza.

 

Amanecí intentando controlar esta impotencia,

calculando que es posible suspender esta tristeza,

que es probable superar mi desmedida impaciencia…

y dominar la angustia …de no tenerte…y no poder tocarte,

este suplicio de tan solo deducir que existes…

y que aún es posible tu regreso.

 

Desperté…solitario… como de costumbre,

pero pensando en ti,

especulando con tu presencia…

con una manía anormal…

queriendo convencerme de tu seducción ficticia.

 

Se me ha hecho usual…

como un suceso habitual…

procurar desvanecer tu ausencia…

en cada despertar…como de costumbre.