Ironías

Alberto Escobar

 

La ironía cervantina
frente al sarcasmo quevedesco. 

 

 


Ironías de la vida. 
No quiero hablar de ti, no puedo evitarlo.
Acabo de colgar el teléfono
y dejar una parte de mi corazón.
Te siento cerca, hoy quería verte
pero la circunstancia no quiso. 
Soy aire apasionado que se hace viento,
soy una tempestad rompiendo las rocas,
soy pasión y tú calma, susúrrame al oído,
dime que estás bien, que quieres vivir. 
Fui casualidad de una noche, fui alta mar.
Eres esa pieza que le falta a mi puzle,
eres amor, amor imposible. 
Quiero que cuando leas estas letras
te lo tomes como que respiro por la herida,
que hago fluir el nudo de la garganta,
que me está confortando, que es terapia,
como si con el movimiento de los dedos 
sobre el teclado liberara todo ese acúmulo
en el pecho, todo un amor latiendo.  
que, cuando lo leas, te pueda parecer
otra vez como si te viniera una gran ola
y no te diera tiempo a tomarla sin ahogarte.
Como ves hay corazones que en cuanto
se abre la espita de la sangre entran
en gangrena y no resucitan, quedan atrapados. 
Rompiste las paredes de mi dique. 
Desde hacía años he ido enfoscando esas paredes,
enladrillándolas a prueba de cualquier avenida,
dotándolas por dentro del entarimado preciso
para contener las aguas, sean las que fuesen.
Tu fuerza ha sido descomunal, pero no quiero
hablar más de ti, porque me abarrotas tanto.
Ironías de la vida, diría a veces que sarcasmo.
Me entra Dios por los ojos y no me vale. 
Yo sé bien que estas cosas no me suelen pasar,
y por eso, cuando pasan, son un acontecimiento. 
No leas esto si la huella que te quedaría de mí
tras la lectura desmerece la que tenía antes. 
Piensa que estoy hablando de otra mujer,
que me estoy desahogando solamente. 
No poder verte, solo escucharte —me gusta
escucharte, por cierto— me hace borbotear
como si fuera sangre hirviendo. 
No me tomes en serio, aunque esto que cuento
está tan dentro de mí como el páncreas. 
Que tu jornada sea la que quieres que sea,
y que si me miras en un rato libre y te sirvo
de distracción, me parecerá bien. 
Aquí me tienes, lo mejor para ti. 
Lo siento. Me gustaría ser más frío
pero cuando caigo es inevitable. 
No te sientas mal por lo que me pasa.
Yo también debo aprender a domesticar
la fiera de amor que llevo dentro
hasta poder ser tu amigo, si así lo deseas. 
Tengo el día sensible.
No sé si es porque hoy nací. 

Ver métrica de este poema
Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos Novedades semanales


Comentarios1

  • Miguel Ángel Miguélez

    "Me entra Dios por los ojos y no me vale."

    ¡Espléndido! 👏👏👏

    • Alberto Escobar

      Un fechazo que no prospera.



    Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.