Un caos singular.

Josh

No quería y me intoxiqué,

sin darme cuenta me envenené,

con cada uno de los síntomas,

casi pierdo mi cordura.

Cordura que nunca pude controlar.

 

Esa florecilla venenosa del jardín,

te admiraba siempre sin pensar,

esa nubecita de tormenta,

que llovía sin cesar.

 

El caos perfecto,

el veneno mas exquisito,

la tormenta más cálida,

el desastre más bonito.

 

En mis ojos un caos hermoso,

en mi jardín un regalo de la vida,

un veneno que acaba con la amargura

y una nube que riega mi felicidad.

 

El principio del fin.

 

La persona de un cuento,

la flor de un jardín,

la nubecita de un cielo.

El cuento de una persona,

El jardín de una flor,

El cielo de una nubecita.

¿Somos o pertenecemos?

 

Cómo algo tan pequeño puede ser tan inmenso y algo tan sencillo puede ser tan complejo.

 

De verdad no quería,

no quería probar ese veneno y lo probé.

De verdad no quería,

no quería morir y hasta resucité.

 

Esta sensación me inunda por completo. Me engancha el deseo de volver a probar. Quiero cuidar esa flor y verla crecer, quiero bailar bajo la lluvia de esa nubecilla. Quiero probar ese veneno.

 

Lo admito, soy adicto.

Elijo ser y pertenecer. 

 

Seré yo en una historia.

Seré yo regando esa flor.

Seré yo disfrutando de la lluvia.

Seré yo probando el veneno una y otra vez.

 

Esa flor tan linda donde nadie la molesta que solo se deja llevar por el viento. Nadie la controla, se mueve a su antojo. Aparentemente limitada pero con un inmenso jardín alrededor. No hay flor más bella que ella, no hay otra igual en el jardín. Sus pétalos, tan brillantes que emocionan al reflejar el sol. Esa florecilla venenosa, tanto es así que aterra. No hay tormenta que la haga decaer ni plaga que acabe con ella. Esa florecilla venenosa, desde mi ventana te admiro. Deseando tocar tus pétalos y de probar tu veneno. Veneno que solo existe en mi mente por miedo a tocarte. 

 

No quería y me intoxiqué,

sin darme cuenta me envenené,

con cada uno de los síntomas,

casi pierdo mi cordura.

Cordura que nunca pude controlar.

 

Puedo ver de lejos una nubecita de tormenta. Mucha gente se refugia, no se quieren mojar. Me da curiosidad, la tormenta no debería ser tan tentadora. Me estaré volviendo loco si digo que estoy deseando bailar bajo la lluvia, la lluvia de esa nubecita. Nubecita que se acerca, que suena con estrendor que hasta asusta la fuerza que tiene. Me sorprende que la lluvia no esté fría, me asusta lo feliz que me hace esta tormenta. Quiero que llueva una y otra vez. Nubecita de tormenta, no te vayas por favor. Bailemos juntos unas cuantas veces mas.

 

A mis oídos llegan las advertencias.

No la toques, no te mojes, no lo pruebes.

Yo voy, yo voy y yo iré.

No es una ilusión, es lo que siento.

Probaré ese veneno si eso significa vida.

Cuidaré esa flor si eso me hace feliz.

Bailaré bajo la lluvia si eso me cura el alma.

Y si, soy adicto a este caos singular.

Soy adicto a ti.

  • Autor: Josh (Offline Offline)
  • Publicado: 9 de febrero de 2023 a las 23:30
  • Comentario del autor sobre el poema: En algún momento de nuestras vidas tenemos sentimientos encontrados. Donde nos dividimos en dos partes. La que debemos ser y la que queremos ser. Es algo incontrolable. Elije tu felicidad, elije ser tú mismo. No reprimas eso que piensas por miedo. Seamos más humanos, humanos que cuidan lo que tienen, que disfrutan del presente, que valoran y sobretodo que rompe sus propias barreras.
  • Categoría: Amor
  • Lecturas: 32
  • Usuario favorito de este poema: alicia perez hernandez.
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