Constantemente

César C. Barrau

En el suelo, incluso más abajo,
atrás se quedan las ruinas,
los intentos en vano.

El viento arrasa la explanada
y ni con un equipo de arqueólogos
se logrará encontrar la causa.

En cambio, aquí en el pecho,
como si fuera un huerto
crece su efecto.

Porque quizás no supe, ni sabré
las razones del por qué lo hice,
pero el futuro está hecho de eso que crece
y me quiere cambiar.

Y eso que dicen que el cambio no existe
yo les diría: acaso no saben luchar
contra la propia muralla,
escalar, sortearla
(o bombardear)
para alcanzar la explanada
y volverse a encontrar?

Yo tuve un invierno muy largo;
el centro de mi imperio
quedó congelado
y cuando quise avanzar
mis pies estaban pegados.

Pero un rayo cayó
sobre el único árbol que quedaba en pie
y hubo suficiente madera para quemarlo todo;
ardió cada cosa que creía invencible.

Ese árbol
fue un sacrificio necesario
e inexplicablemente
ha vuelto a crecer
(quizá, todo no ha de ser explicado).

El caso es que ahora sé
que cuando me quede encallado
solo debo estarme quieto,
mantener la fe y esperar al rayo.

Ahora los inviernos son muy cortos,
son como amaneceres fríos
a los que les sigue un espléndido día.

Al no estar las murallas
el sol entra a raudales
y puedo ver un inmenso horizonte.

Es tan grande
que ahora lo entiendo inalcanzable,
y, por eso,
aprecio tanto esto que tengo,
esto que aquí se me da
y que ahora veo
con total nitidez e intensidad.

Y si vengo de ahí abajo,
de entre toda esa ceniza
¿Qué más da?
Si ya no existen celdas en las que llorar.

El viento, viajero que viene y va
trae noticias de otros mundos.

He visto murallas enormes
en las que no pretendo entrar,
mucho menos alterar
su estructura y su nombre.

Las murallas caen desde dentro
con mucha más facilidad
que con guerras o enseñamiento.

Los rayos caen constantemente
sobre cada imperio

y el árbol de cada uno
espera a arder en el justo momento,
quemarlo todo y nacer de nuevo.

Voy caminando hacia el anochecer,
el viento trae noticias,
la lluvia trae aromas,
el mundo se transforma,
la vida es un vergel.

Y aunque no pueda explicarlo todo
una cosa si sé:
que nada me puede detener
ni siquiera yo mismo,
ahora lo sé.

Y también sé
que aún queda mucho día por el que estar agradecido.

Y también sé
que el humano no es tan malo;
sólo estamos mirando
a eso que entendemos vida
como si fuéramos sus amos,
cuando no es más que al revés.

Y la vida no es tan exigente
también eso es al revés.

Y los rayos caen constantemente…

Y el árbol nace en cada uno
una y otra vez,
constantemente.

César C. Barrau
28-01-2023

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Comentarios2

  • Omaris Redman

    "Y el árbol de cada uno
    espera a arder en el justo momento,
    quemarlo todo y nacer de nuevo."

    Hermosos versos reflexivos!

  • MISHA lg

    gracias poeta por tan bellas retras para reflexionar
    Y aunque no pueda explicarlo todo
    una cosa si sé:
    que nada me puede detener
    ni siquiera yo mismo,
    ahora lo sé.

    Y también sé
    que aún queda mucho día por el que estar agradecido.


    besos besos
    MISHA
    lg



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