La llisa

angelillo201





El 26 de diciembre del año 2022 apareció en una playa de Valencia una llisa que llamó la atención de la gente. Lo hizo en un lugar como la Albufera de Valencia donde conviven turistas y animales. Paseando con unos amigos que hacían fotos a todo lo que allí habitaba enfocaron sus cámaras a un pez que con su cola nos saludaba. Casi brotaron lágrimas de la emoción al ver lo maravillosa que era la naturaleza. La cola no paraba de golpear el agua. El pez estaba como haciendo el pino dando vueltas en el mismo sitio. Había algo inquietante en esa escena de un pez que estaba todo el rato dando vuelta en vertical . Pronto corrió entre todos nosotros la sombra de una duda. ¿ Y si el pez estaba atado a un anzuelo sufriendo? Sin darnos cuenta un grupo de personas nos rodeaban. Miraban fijamente a aquel animal conmovidos. La escena era inquietante, se escucharon las primeras voces pidiendo que alguien hiciera algo por aquel animal. Era invierno, no hacía frío, pero el agua estaba relativamente fresca y nadie iba en bañador. Más que por el frío, fue por la vergüenza de quitarse la ropa, lo que frenó a más de uno como yo de lanzarse al agua a salvar aquel pobre animal. Pero había tanta gente que los voluntarios pensaron que otro lo haría. Hasta que apareció un voluntario que afirmó estar decidido a lanzarse. Entre tanto, alguien vio a un grupo de pescadores aficionados con trajes impermeables. Pensó que quizás con una de las redes que llevaban lo podrían sacar, o meterse sin tener que desnudarse y correr el riesgo de enfriarse. Uno de aquellos pescadores se acercó siguiendo a la persona que lo llamó. Se abrió paso entre el grupo de personas que veían aquel pobre pez en vertical moviéndose como una peonza y pegando con su cola el agua. El pescador, un chico de unos veinte años miró con pena al pez, y le dijo a la gente como experto:
Es una llisa, un pez malo para comer, seguramente le habrá atacado en la cara una dorada.
La gente perdió la esperanza, sobre todo un chico que se había quitado los zapatos y los pantalones dispuesto a sacar a ese animal del anzuelo. Tras las palabras del experto pescador creyó que era inútil su esfuerzo.
Pensó que no valía la pena sacar a un pez cuya cara estaría desfigurada tras haber sido mordido por una dorada. Así que volvió a ponerse los zapatos y los pantalones y se fue. Una chica le pidió al pescador que tuviera piedad sacando a ese animal del agua, y acabara con aquella agonía insufrible de ver.
El pescador lo tenía claro, y le dio su opinión a la chica y a todo el mundo:
si lo saco será peor que dejarlo donde está, morirá fuera del agua.
Lo dejamos en tu conciencia- le respondió ella- dándole una palmada para pasarle toda la responsabilidad.
La gente miró al joven pescador como el responsable de la agonía de ese animal ,así que presionado por toda aquella gente lanzó su anzuelo hacia la llisa agonizante.
Esa chica iba acompañada de su novio, acudieron al embarcadero de la Albufera dejando a un nutrido grupo de personas mirando, como nosotros, la agonía del pez que nos enseñaba la cola.
En el embarcadero cogieron una barca turística que tripulaba un nativo del Palmar. El hombre era un marino veterano de cerca de 60 años. Había pasado toda su vida en esas aguas , conocía la fauna marina, las aves,mejor que un experto biólogo. Había trabajado en los campos de arroz cuando antes del turismo se vivía allí de la agricultura y la pesca.
Al preguntarle la chica y mostrarle el vídeo al barquero para saber su opinión, este le dijo que se trataba de una llisa de cola ancha, lo que estaba haciendo era comer. En ese momento el pescador joven que lanzó su anzuelo a la llisa, sacó la llisa con su caña . Se trataba de un ejemplar grande y sano que murió agonizando en su canasta una media hora más tarde, mientras la gente le felicitaba y le aplaudía por aliviar la agonía del pobre animal en el agua.
Ángel Blasco.

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