Dolor y aceptación

rosi12

Después de mucho dolor , rabia, vino la aceptación con mi hermana, la notaria, como se recibían antes en las redacciones, los telefax, va este relato...

Salí de la habitación, que compartíamos, cuando empezó ella la secundaria , tenía que levantarse temprano, cosa que no se practicaba, en la casa familiar, y pretendió, que todos nos fuéramos a dormir más temprano.Cuando estaba dormida, me despertaba con un plumero o paraguas, que tenía debajo de la cama. Era tal su ansiedad, que no podía dormir, y cuando ya me sentía  roncar, me despertaba.. Conclusión me mudé de cuarto, feo despertarse con golpes, y empujones de paraguas o plumeros. Además de que siempre fui muy ordenada, y era una lucha tener en orden el cuarto compartiéndolo con ella.

 

Las comparaciones que se reafirmaban, familiarmente , que salían en beneficio mío, hacía que sus celos fueran cada vez más excedidos. Decirme que era adoptada, que me habían dejado en una canasta. Que no me parecía a nadie de la familia...La famosa otra frase nefasta maternal, porque no aprendes de tu hermana?, Iba cada vez más en detrimento mío. El ser naturalmente delgada, y ella no. Una rivalidad, que llevó que le mintiera, porque me decía tantas veces,-¡ pero vos comes y no engordas !.-. Me tenía tan harta, que le dije, inventando: -que ponía la cara de costado bajo el grifo de agua, que hacía que bebía, pero no lo hacía.,ese era mi secreto.....

 

El que nunca me importara el que dirán, hacía que ella me reprimiera constantemente: no hables, no preguntes, cállate...hicieron  que cada vez me fortaleciera, más, en seguir preguntando o parloteando, con desconocidos. Nunca entendí, porque a ella le daba tanta verguenza, mi forma de ser. La tontería de, que por ejemplo, veía en un escaparate,  algo que me gustaba y preguntar el precio, a todo ella me decía que no, me reprimía.

 

Siendo más grande, cortarme una falda que yo había hecho, no respetar ni mis cosas ni mi espacio.

Adultas, ya ser una administrativa del estudio jurídico- notarial y ella como notaria que recién comenzaba, estar continuamente quejándose, que yo ganaba más que ella. Realizaba los trámites pertinentes, y cobraba una comisión hasta que ella trajo una estudiante de notariado, y me redujo esa remuneración.

 

Separarme, estar con mi hija viviendo sola y ella decirme: ¿qué más querés, no vivis con él y te mantiene?. Eso me llevó a no hablarle, por un buen tiempo....No tenía su mentalidad de ser mantenida, siempre quise, mi independencia económica. Llegar al escritorio, el lugar de trabajo en común, e insultarme porque estaba comiendo algo, ella desde la adolescencia que vive a dieta...

 

Como veía que tenía amigos, con los cuales, si hablaba, ya siendo las dos madres, en casa de mis padres, darme un empujón, y derribarme, porque yo hablaba con mis amigas y no con ella. Tal vez porque me había dado cuenta , que ella tenía, solo boca para quejarse y poca oreja para escuchar. Físicamente, también fui agredida, por una vez, comer un pan, que era de ella....Desde pequeña no entendía, porque su violencia física...pero tampoco la pudo controlar demasiado de grande.

 

Pasé por una enfermedad, y no tuvo empatía y me decía que tenía que agradecer a d´s porque no era un cancer. Esa fue mi peor pesadilla, tres años que estuve, a un pelín de no morir, tal vez, porque no era mi destino, en ese momento y la pelée sola, porque a la mala praxis, se sumaba, que ningún otro cirujano se quería hacer cargo. Mi madre que lejos de ayudarme, se lo contó a todo el mundo y gente que yo no conocía venía a preguntarme por mi enfermedad.

 

Por fin vuelvo a vivir, lejos, recuperada estaba, pero no psíquicamente. Recién cuando cambió mi realidad, de ser nueva imigrante, con lo que todo lo que ello connota, solo ahí pude realizarme, y ser una más. Fue vital, porque mi hija lo más querido, que tengo no quiere acompañarme, prefiere quedarse con mis padres....

Siempre agradecida a ese país, que me acogió como una más y pude ser independiente económicamente, tantas veces postergada, en mi país de origen. Mi hija tenía cuatro años, cuando me separo y quiero irme a ese país, porque sabía que en el mío, por más que trabajara, no me daba para pagar la factura de la luz. Su padre, que siempre había sido un ausente me dijo:- tu si quieres te puedes ir, pero no mi hija.- Pero ser dependiente, trae otras consecuencias, más graves, que somatizo.

Luego de vivir ocho años en el extranjero, dejar un trabajo para venir un mes a pasar con mi hija, y luego retomar con otro trabajo, formar una pareja, que ya no estaba en el  plan de jugar a las casitas, tampoco funciona y a los siete años nos separamos. Vivir trabajar y pagar la renta uno solo no funciona. Así que vuelvo a mi, país ya mi hija, no estaba, se había ido, buscando nuevos horizontes. Siempre fue muy clara que me dijo -si vuelves hazlo por ti, por que yo ya estoy viviendo fuera-. Dura realidad, que se mantiene, pero tenía la ilusión de que igualmente, vendría como lo hice yo y la viera, y compartiera tiempo con ella.

 

Retomando a mi regreso al país, queda muy en claro que una cosa es venir de visita y otra quedarse a vivir habían muchos hábitos, que no me tenían en cuenta...Mi hermana me niega, un lugar para vivir, que estaba vacío, por puro egoísmo....yo no podía convivir más en el mismo lugar con mi madre, donde mi padre se había quitado la vida. Me ahogaba, me asfixiaba, esto había sucedido y yo no había elaborado el duelo.

 

Incomprensión, cero empatía, de parte de mi hermana mayor, la notaria, que redacta, un certificado en el cual establece un reglamento de esa propiedad. Ya había dejado claro que me iba a esa casita de la playa, mientras tanto viniera, mi hija, no estaba para nada decidida a quedarme, me quería ir a los cuatro meses entre la disilución familiar, pero como fue tan cortante todo, terminé viviendo en una pensión.

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Mediante la ayuda de una amiga, hermana que no es de sangre ,me ayuda a salir de ese pozo, transar en una terapia, mudarme y quedarme en el país...

Las relaciones ahora son iguales, jugamos a que somos familia, cuando viene mi hija al país, como lo hice yo en su momento.Luego estando , separadas por un barrio de otra, poco nos vemos, ni sabemos la una de la otra. Aprendí a que no me duela, a que cada uno es como es, sin importar a quien. Que las mezquindades de cariño o afecto si no se dan, no se pueden mendigar...Y así es que hoy me duele menos....Además siempre valorizo lo positivo, que si tiene, que es una excelente relación con mi hija. 

 

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