EL VUELO DEL ALFIL

Pedro Antonio Borges Rodríguez

 

Absorbe el contenido que incuba la memoria de los grises elefantes, en las grandes llanuras y desiertos.

 

Inhala las dotes de seducción arbitrarias, que postularon los sabios ancestros, en forma de elocuente discernimiento y concordancia con el conocimiento del medio, que se extienden a la población, cómo ramales de la red intelectiva, que todo abarca, de un modo sencillo y eficaz, dada su factual pose actoral, cargada de retazos de sabiduría.

 

Esgrime la posibilidad de renunciar a ideologías que potencian la dualidad, y apuesta por el hecho de inocular verdades alentadoras, a la realidad pertinente, que conjuga en el instante presente, la victoria de los tiempos, en el ámbito circunstanecial de la materia.

 

Ensancha la medida del racionamiento, con el que emites juicios de valor.

No te dejes caer en el intento

Ni refuerzas la angustia.

Promueve el amor 

 

Borda la silueta conceptual que demarca las aristas de tú personalidad, sin ser taxativo, ni radical, en tanto que esta, describe los límites de tú sistema de creencias, y necesita de nuevas observaciones y análisis, que llevar a cabo, para que se registre el entorno que precisas ocupar en el espacio objetivo, del tejido que compone la red consciencial unitaria.

 

¡Cuídate del condicionamiento! Porque este, al ser limitante, inclina las perspectivas distorsionando el modelo de la naturaleza de la realidad, que adoptas cómo verdadero, desnutriendo la posibilidad de alcanzar la señal identificativa del despertar. 

 

Abona simplicidad al entendimiento. Gracias a tú visión inquisitiva y a tú afiliado intelecto, lograrás percutir las capas densas de la mente y arrastrar la basura del subconsciente.

 

Vacía tú mente. Sé energía, amplitud, profundidad, silencio.

 

Sé amor y viento.

Y gracia de ternura.

Más allá de los vientos.

 

Brilla en la oscuridad. Inyecta visión holística, al campo de búsqueda.

 

Derriba muros, piensa en grande, desligitima la ignorancia. 

 

Fragua en el ambiente, en tanto que luego, la eternidad 

 

Haz de tú vida una entelequia.

Reina en el paraíso espiritual 

 

Sobre el plantel, la sucursal de los recuerdos. Embotellados en la sección de la memoria, y caracterizados por ser sinónimo de grandeza, en los seres que hoy esculpen, a modo de guía, el testimonio del ser interno, en la tesitura práctica del amor incondicional.

 

Sucumbe ante "todo lo que es". No hay nada más inmenso, que Dios

 

Desintegra tú identidad ilusoria. Y haz acopio, de que para nacer, hay que morir.

Morir de lo que crees, que eres

 

Sé una gota y todo el océano.

Sé la lívido de la paz.

La elevación que permite observar la planicie.

El mirador del alma 

 

Agradece la interrelación, con el mundo divino 

 

Cumple la normativa celestial. Y ciñe tú experiencia al cúmulo de sinergias imprevistas, causales, que determinan, de modo inefable, el tono psíquico particular, con el que parte tú historia de vida y con el que afrontas cada circunstancia.

 

¡Desoye la voz iracunda del condicionamiento!

 

Encauza, a buen recaudo, el conducto o salvaguarda de la mística. El placer de discurrir de la mente. La llama del silencio Interior, y la necesidad de actuar, para cambiar el estado de las cosas.

 

Sé tierra y cielo, mar y aire.

 

Quietud y ardor. Pasión ligera.

 

¡Aléjate de los vampiros psíquicos!

¡Crea armonía en tú entorno!

Existen elementos importantes, que interceden en tús relaciones de manera discordantes, impidiendo tú desarrollo. ¡Detéctalos! Y deshazte de ellos. Comprende su existencia. Pero no los repitas.

 

Asimila que la piedad proviene del corazón diáfano. Y este, está en consonancia con la respiración de Dios.

Con el montículo divino.

No te dejes tirar en las arenas movedizas. Sé recto y flexible.

Raíz y nube 

 

¡Despídete del falso compromiso!

¡Suelta las cadenas!

 

Sopesa la balanza histórica.

 

Y contribuye al equilibrio mundial.

 

Apela a la perspectiva integrista.

 

¡Golpea la cuadra y suelta los caballos! Obsérvarlos jugando en el prado 

Cuán felices son 

Más hay césped...

Que ser tragado.

 

Desestima la fábula del orden contrapuesto que niega a la pasión ligera. Esa que es poderosa, pero no te deja atrapada en ella. Cómo una tormenta pasajera. Donde intensidad y relajación, son uno y altamente congruentes 

 

El alfil sobrevuela tú ático 

Contemporizando tú verdad

Mientras, los gusanos,

dejan ver, el subsuelo...

De los tabúes 

 

Peces ahogados en la tierra

Vieron sepultadas las anginas 

Voces alientan o destruyen 

Según le convenga 

 

Y así pasan los días 

Uno tras otro

Ante la inmediatez ocular

Que capta el sol y pervive 

Al hilo de lo permitido 

Sin pasar por alto 

Cuanto han vivido 

 

 

El alfil cambia de rumbo 

 

Hacia donde el mundo riega 

 

 

Para los conservadores, el reclutamiento de fieles adoradores de la causa, supone un aliciente que motiva la perpetuación de las tradiciones y costumbres.

 

La idiosincrasia con querencia de retribución (cómo sucede en la mayoría de los casos) se perfila cómo un agente especulativo, que urge expandirse sobre el tapiz de la generalidad. Una punta de lanza o arma arrojadiza, que obedece a un sector significativo de la población, en busca de reafirmación y en la que cabe destacar la propensión a articular deseos en forma de dominación de la cultura. Y que dispara a la diana, concienzudamente con la intención de apropiándose de las tradiciones, reproduciendo luego, los esquemas litúrgicos, con el fin de mantenerlos vigentes.

 

 

Y que con una serie de creencias restrictivas, aloja la esperanza 

 

 

 

 

La educación temprana inclina las tendencias a seguir de los individuos, en los distintos estratos sociales, que conciernen a una figura carente de autoridad, a la que se le apela futilidad en sus actuaciones, y debilidad en tanto que a predisposición a laqa manipulación. Se genera un tipo de relaciones transversales y eficaces en cuanto a la facilidad de condicionar su intervención.

Se delimita el estrecho margen de actuación de los actores que en el participan,

 

Cuando las aristas de la personalidad contribuyen a la formación de la moldura de la mente. Se proyecta la estela credencial. Un interfaz, que a sabiendas de que a partir de ellas, se puede advertir o prever la tendencia de los individuos. Lo que hace previsible el margen comportamental de los actores.

 

A groso modo, vemos cómo se articulan subterfugios, desde el cual se vierte contenido intelectual y subjetivo, a la vertiente social, en forma de imagen propia del deseo, que pretende estimular la permanencia en la lucha particular de su supervivencia, pretende recibir a cambio, la confirmación de su continuidad en la trama de la cultura. Aún cuando, sus modos de desplegar dichas costumbres, sean antagonistas del amor o resulten anacrónicos.

 

Y las plegarias suculentas en auge...

Se verían desbordadas 

 

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Comentarios1

  • Jerry Mendez

    Metáforas complicadas, pero que llevan al raciocinio pleno.
    Me agrado mucho.



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