Himno de marcha

Jesús Oscar Ugalde

Así colapsó una colosal fortaleza,

así fueron sus ruinas,

la mayor inflexión, que lastimó el amor de sus cimientos, el amor de sus cristales rotos, el amor de las gotas que cayeron tras noches de dolor, casi de duelo.

Una sangrante herida, como un ultraje,

para ser tan triste, un punto marchito en el tiempo.

 

Inicia un nuevo despertar,

En la peor pesadilla,

en el peor arrepentimiento,

Se ondea una bandera de paz.

 

Y en medio de tanto pesar,

darle a mi propio nombre el honor,

la honra perdida,

Al tender la mano,

en una desgracia pos-mortem.

El ojo engrandecido de gracia,

Amigo hermano,

Consuelo al titubear cada pasión,

Recolectar tan lento,

tan entusiasta corazón, que pervirtió su otrora alegría la dolorosa expiación,

Sin duda murió o doleció

esa esperanza.

 

Y vamos ya más felices que ayer, entonando una canción

como himno de marcha.

 

No sé golpea la 69 contra el muro, no tórnase en 70,

Ay, malaya estampa, mi pérdida

Ay, pero qué contrariedad.

 

Y está ruinoso el panorama todavía, pero nuestros empeñados crepúsculos nos pertenecen. 

 

Oh nuestros crepúsculos, oh nuestros crepúsculos

Tras acopiados jornales.

 

Acompaña mi dolor, los rituales de la pena,

de más llanto, más tristeza.

 

De recuerdos penosos.

 

Golpea la 69 contra la 70

Oh, la mil, la 200 mil se va en la cara al 300.

Multiplicidad de esfuerzo

 

Y vamos ya más felices que ayer, entonando una canción como himno de marcha

 

De nuestro pacto de forjar una ilusión al calor de los esfuerzos de labores y labores, tiempo dedicado

de dormir, despertar y con cada gota de sudor evocar un refugio, una jornada envuelta en lucidez.

 

Y sobre nuevo asfalto, nuevo caucho construir, una cabina tan viajera.

 

Regresar y partir, tan variados días, apilarlos en la sombra del recuerdo.

 

Hora tras hora,

día tras día

Día tras día

Hora tras hora,

de 30 en 30,

Para la etiqueta solar,

Ya la cuarteta se murió en recuerdo.

 

Como el llamar del pasado que resucita a reclamar un lugar nuevamente, o un persecutor infausto. Viene y viene,

recalcitra

hasta estar cara a cara al frente y someterle a ser lección de perdón,

una resolución decisiva.

 

Y vamos ya más felices que ayer, entonando una canción como himno de marcha.

 

Y más soles, 

mi praxeológica entidad

Me exime del malestar andante,

al querer, 

Al dolor, 

Al triunfo,

Va como incierta pesadumbre

Acción humana, mírase

se proyecta, se atesora,

porque es el esfuerzo nuevo, al pacto.

Inconformidad que cesa e impele,

para una colosal fortaleza,

para una torre que erigirá crepúsculos propios, crepúsculos no empeñados.

 

Y vamos ya más felices que ayer, donde se recuerda todo y se perdona todo, entonando una canción en la marcha, un himno de paz.

  • Autor: Jesús Oscar Ugalde (Offline Offline)
  • Publicado: 30 de octubre de 2022 a las 02:00
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 17
  • Usuario favorito de este poema: Omaris Redman.
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