ONÍRICO

Cristina S-R R

Que entraste de repente, sin llamar a mi puerta,

Aunque sinceramente, siempre estuvo abierta.

Fuiste la mariposa, que entró en mi huracán,

Con ese aleteo, que siempre fue mortal.

Te hiciste el rey, de la selva de mi mente,

Curiosamente, fuiste tú entre tanta gente.

Como un león, enseñaste tus garras,

Arañando mis certezas, cada vez que me hablabas,

Cazando los silencios, transformándolos en fuego,

Dominando mis instantes, para que fueran los nuestros.

Y quien fuera espejo para reflejar tu mirada,

Y poder perderme en el laberinto de sus trampas.

Quien fuera luna para verte por las noches,

Y cambiar la marea al ritmo de tus pasiones.

Si tus rugidos alimentan el hambre de tenerte,

Dime por qué cada mordisco me acerca más a perderte.

Si tus labios son la droga por la que muchas morirían,

Dime por qué sin probarlos, ya me estoy volviendo adicta.

Y dime por qué apareces en mis sueños,

Por qué eres okupa en mis pensamientos,

Por qué vienes reclamándome tiempo,

Si luego te marchas cuando me despierto.

 

Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos


Comentarios1

  • JAVIER SOLIS

    Quien fuera luna para verte por las noches,
    Y cambiar la marea al ritmo de tus pasiones.
    Si tus rugidos alimentan el hambre de tenerte,

    Qué belleza de versos mi admirada poetisa eres un portento de las letras poéticas.
    Gracias por permitirnos gozar de tus versos.
    Con cariño
    JAVIER



Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.